Vestir a una diva: Teresa Berganza
“Dunque io son…¡la fortunata!”. ¡Cuántas veces cantó Teresa Berganza, con su savoir faire rossiniano, esta frase en la que Rosina descubre que es la amada de su Lindoro! Esa cita de Il barbiere di Siviglia sirve de anuncio de la exposición que durante el mes de marzo ofrece en la Escuela Superior de Canto de Madrid una selección del guardarropa de la insigne cantante madrileña. Allí, donde Berganza estudiara con su adorada Lola Rodríguez Aragón, se presentan ante nosotros unos bellísimos trajes que jalonaron la carrera de la mezzosoprano. Teresa Berganza, desde sus inicios profesionales, se preocupó por encargar a los mejores diseñadores sus trajes de conciertos. Llevaba, además, una agenda detallada de qué vestido llevaba en cada concierto y en cada ciudad, para no repetir el mismo estilismo en la misma ciudad.
Nombres como Balenciaga, Bernhayer, Caruncho, Azzaro, Dior, Lacroix, Saint Laurent van festoneado una maravillosa carrera como cantante, desde el vestido de cóctel de Enrique Caruncho de los años cincuenta hasta el conjunto negro de gasas y lentejuelas de Loris Azzaro de principios de los 2000, pasando por el rutilante diseño de Christian Lacroix [en la foto] especialmente creado para la inauguración de la Ópera de la Bastilla en 1989, cada pieza viene en la exposición acompañada de su completa ficha técnica y de una fotografía de Teresa Berganza vistiendo ese diseño. Se exponen también dos indumentarias teatrales de personajes fundamentales en la carrera de la cantante: la casaca de Cherubino de la producción de Ámsterdam de 1961 y las faldas y corpiños de Carmen de su histórica interpretación en Edimburgo en 1977.
Se completa la exposición, comisariada por el experto en Moda y Cultura Román Padín, con creaciones de artistas contemporáneos inspiradas en Teresa Berganza, como un cuadros de Rafael Cidoncha y Pablo Pérez, videocreación de Joel Blanco, postales de Alberto Fuentes y pañuelos de seda de Sandra Parguiña.
Andrés Moreno Mengíbar