VALLADOLID / ‘Tannhäuser’, en poema sinfónico

Valladolid. Auditorio Miguel Delibes. 14-II-2020. Tannhäuser. Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Coros de Castilla y León. Director de coro: Jordi Casas. Director: Pedro Halffter.
Tannhäuser, poema sinfónico en tres movimientos para coro y gran orquesta basado en la ópera del mismo nombre de Richard Wagner es el título de la obra que subió a los atriles de la OSCyL. Del mismo modo en que se interpreta una suite sinfónica de Carmen o de cualquier ópera, Tannhäusser encuentra aquí una forma para dejar escuchar una hora y veinte de música, ahorrando la complejidad de un montaje operístico completo. Esta buena idea de Pedro Halffter consiste en una especie de cortapega de la partitura de Wagner que agrupa fragmentos diversos en tres movimientos diferenciados: La montaña de Venus, En el castillo de Wartburg y Peregrinación de Tannhäuser. La obra original pierde toda su esencia dramática e incluso su hilo argumental, pero no se desvirtúa en ningún momento, es decir, no se modifica la música, salvo para orquestar algún fragmento cantado, como la canción de la estrella y para yuxtaponer los diversos fragmentos, labor esta última extremadamente delicada que se reveló un tanto forzada en algunos momentos.
La OSCyL, con Pedro Halffter al frente como director invitado, ofreció desde el primer compás un sonido suntuoso y exuberante, con el lujo de las grandes ocasiones para deleite de los afortunados que prácticamente llenamos la sala. La impresión, desde fuera, fue la de que Halffter trabajó a placer durante los ensayos con los diversos focos sonoros, y pudo moldear el sonido de una orquesta perfectamente maleable y versátil. Cada una de las sobresalientes secciones orquestales tuvo oportunidad de mostrar lo mejor de sí en el trabajo de construcción común y también a la hora de destacar como sección solista. Es el caso del precioso color aterciopelado del conjunto de violas o del poderío y aplomo de los contrabajos, cuyo sentido de avance y decisión lideró el batallón desde su primera entrada en los célebres tresillos de la obertura. Fantástico el coro, bien trabajado y preciso, y sin duda un acierto de Pedro Halffter el no prescindir de él en el presente “poema sinfónico”. No obstante, tal vez quiso hacer alarde excesivo a la hora de destapar su potencia: con un doble fuerte, y no triple, hubiera bastado para presumir de poder y no tapar a la orquesta.
Espléndida OSCyL, como siempre. Un lujo de orquesta para Castilla y León. Un detalle en el que la orquesta puede mejorar consiste en el trabajo del concertino. No cabe duda de que el invitado Juraj Cizmarovic es un violinista como la copa de un pino, pero su instrumento, y su gesticulación, destacaba continuamente por encima de la sección, al tocar siempre una dinámica o dos más fuerte. Cualquier oído no entrenado fue capaz de apreciar que de principio a fin se le oía a él de manera individual tanto como al resto de violines primeros y es evidente que eso no puede estar bien.