VALLADOLID / Guinovart nos conquista; Fischer, como un dios
Valladolid. Auditorio Miguel Delibes. 6-VI-2024. Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Emmanuel Pahud, flauta; Thierry Fischer, director. Obras de Guinovart y Shostakovich.
Parece ser que fue la comparecencia en el Delibes de Emmanuel Pahud lo que atrajo al auditorio a unos cuantos adolescentes, posiblemente estudiantes de flauta, algunos de los cuales mostraron un comportamiento abiertamente inadecuado (tres bodoques en la tribuna detrás del escenario y a la vista de todo el auditorio). No tengo tan claro que fuera Pahud quien provocase también la presencia del tosedor profesional de conciertos, con sus ruidosas hordas a sueldo y el objetivo (fallido) de tratar de arruinar la tarde. Afortunadamente, los tosedores agresivos y los teléfonos suelen perturbar menos la concentración de los músicos, centrados en tocar y escucharse entre sí, que la de los oyentes, centrados únicamente en lo auditivo.
Albert Guinovart estrenó su Concierto para flauta nº 2, obra de encargo de la OSCyL dividida en tres movimientos de títulos poéticos, quizá recordando las maneras de Takemitsu (Y del viento llegó la luz…) No cabe duda de que pertenece esta obra al porcentaje exiguo de obras nuevas que tendrán vida perdurable más allá de su estreno, tanto por constituir un espléndido concierto técnico para flauta como por ofrecer veinte minutos de disfrute para cualquier público. Sobre una plantilla clásica que incorpora arpa y varios cachivaches de percusión, máquina de viento incluida, Guinovart ha creado una obra de belleza innegable, de amable escucha y capaz de convencer a todo un rango de exigencias. Podría achacársele como punto débil en la estructura ese esquema de yuxtaposición de secciones; pero también podría indicarse que la fuente principal de expresividad reside precisamente en esa forma, que permite la recurrencia de motivos ya escuchados que aún permanecen en la memoria del oyente. En la partitura se explota la profusión de recursos técnicos instrumentales, como en toda obra contemporánea, con secciones de estilo lírico a la manera del lenguaje cinematográfico (quizás el mencionado punto débil). Suponemos que hay multitud de guiños y referencias a compositores y estilos. Prokófiev, Debussy, barrocos, ¿Milhaud? Habría que bucear en la partitura para descubrir si esas sorprendentes referencias al Concierto para flauta y arpa de Mozart que enmarcan el segundo movimiento son sólo un par de guiños o si en verdad parecía haber material temático justificado a lo largo de la obra. Pahud, que quizá debido al estreno estuvo bastante comedido, exhibió su fuerza expresiva y virtuosa en una obra que le viene como anillo al dedo y que, en cuanto la tenga rodada, puede convertir en uno de los comodines de su baule. Autor, director y solista fueron llamados a escena en repetidas ocasiones.
Y así, con el público tan encantado que casi no reparó en la nueva seriedad que se había instalado en las caras de Fischer y de los músicos, la OSCyL encaró su Sinfonía Leningrado para firmar uno de los más altos momentos artísticos en la historia de la formación. Así, rotundo. Es físicamente imposible dedicar tiempo de ensayo a cada uno de los detalles e indicaciones de esta sinfonía tan larga y sin embargo, cada compás apareció pulido en cada sección, en cada fraseo, en cada diminuendo, en los pizzicatos, en los momentos de cámara. Todo ello da cuenta de la cantidad de trabajo y de concienciación profesional que hay más allá de los ensayos. Fischer entendió este concepto de sinfonía construida desde la nada como una narración en la que cada párrafo cuenta y cada capítulo tiene su importancia estructural y en la que todo cobra sentido en la última página. Fuerza, garra, ambición, delicadeza, tragedia, heroísmo… La Leningrado es una novela rusa con sus variadas diégesis y la OSCyL nos la contó ayer con la más hermosa declamación.
Creo que es un enorme logro por parte de esta OSCyL de los últimos años el hecho de que con tanta frecuencia creamos haber visto superado el techo artístico que mantenía la orquesta. Pobre de mí, dirían los navarros, que la semana que viene finaliza la temporada. Este curso con una nueva visita de Hilary Hahn.
Enrique García Revilla