VALENCIA / Salsi-Pirozzi, quizá el mejor matrimonio Macbeth
Valencia. Palau de les Arts. 31-III-2022. Verdi: Macbeth. Luca Salsi, Anna Pirozzi, Marko Mimica, Giovanni Sala, Jorge Franco, Rosa Dávila, Luis López Navarro. Coro de la Generalitat Valenciana. Orquesta de la Comunidad Valenciana. Director musical: Michele Mariotti. Director de escena: Benedict Andrews.
En su línea rompedora, el Palau de les Arts ha eludido una vez más la tentación realista para optar por una apuesta novedosa que rompe realidades y clichés. Macbeth, la temprana ópera que compone Verdi en los llamados ’años de galera’”, ha vuelto a Valencia de la mano del director de cine y teatro australiano Benedict Andrews, quien, apoyado en una cerrada y ambigua escenografía de Ashley Martin-Davis, crea un marco y movimiento escénico propicio, que refleja y hace evolucionar el ambiente claustrofóbico que vive y sufre el protagonista, primero como pelele de su diabólica esposa, y luego, ya viudo, solo frente a la angustiosa realidad surcada de fantasmas. El libreto de Piave es complicado y no hace justicia al original de Shakespeare. Andrews trata de poner orden y lógica narrativa en un intento finalmente infructuoso.
El nivel musical fue excepcional, comenzando con la pareja protagonista, el barítono Luca Salsi y la soprano Anna Pirozzi. Uno y otra quizá compongan el mejor matrimonio Macbeth posible en la actualidad. Salsi dejó constancia desde el primer momento de su categoría verdiana, en la tradición de MacNeil, Cappuccilli, Bruson, Nucci o Carlos Álvarez (al que reemplazaba) por color y belleza vocal, por su entregada expresividad y por su cálida y temperada línea de canto. También por un registro generoso que mantiene en toda la tesitura su homogeneidad y equilibrio. Hizo gala, además, de pundonor y profesionalidad cuando, al comienzo del cuarto y último acto, en medio de la sanguinolenta noche, sufrió una hemorragia nasal que obligó a interrumpir la función durante veinte minutos, los precisos para neutralizarla y taponar el orificio nasal. Así concluyó su actuación, entre la sangre teatral y la real. Pocas veces se ha sentido con tanta emoción, conmoción e intensidad dramática el recitativo y aria Pietà, respetto, amore. La ovación fue interminable y los aplausos y bravos casi reclamaban el bis, que, naturalmente, no llegó.
Anna Pirozzi, que ya encandiló a todos en Valencia con su doble Abigaille (la primera en 2015; la segunda en 2019, con Plácido Domingo como Nabucco) ronda la Lady Macbeth ideal por estilo, vocalidad y presencia escénica. Lo dejo bien claro incluso antes de cantar, cuando declamó el comienzo de la famosa carta (Nel dì della vittoria…) recitado con rotunda fuerza dramática. Fue una actuación redonda, y siempre creciente. Inmensa en las contadas escenas en solitario, que no dudó en concluir con belcantistas cabalettas ligadas a la mejor tradición y envueltas en agudos y sobreagudos más afilados y certeros aún que los puñales a los que tan afín es su personaje. “Una macchia è qui tutora” supuso una lección del mejor canto verdiano temprano, como también el sobrecogedor dúo La luce langue, que entonó con el no menos excepcional Salsi y que marcó uno de los varios puntos álgidos de una gran noche de ópera.
El canto sobresaliente llegó también de la mano del bajo Marko Mimica, quien compuso un sólido y bien perfilado Banco, que alcanzó su máximo esplendor en una grave e intensamente expresada Come dal ciel precipita. El joven tenor Giovanni Sala defendió con vocalidad ligera el papel de Macduff, y supo lucir su único momento de gloria en el aria Ah, la paterna mano. El también tenor Jorge Franco, del Centre de Perfeccionament, defendió con soltura y eficiencia vocal un más que digno Malcolm, mientras que la soprano Rosa Dávila, también del Centre de Perfeccionament, fue una perfecta dama de Lady Macbeth. Aplauso sin reserva merece el resto del reparto, incluidos los niños Francisco Arasteny y Adrián García, ambos de la Escolania de la Mare de Déu dels Desemparats, estupendos en escena y en sus breves intervenciones.
El Cor de la Generalitat Valenciana volvió a tener una de sus grandes noches en un título de máxima exigencia y compromiso coral. Como su orquesta hermana, la de la Comunitat Valenciana, titular de Les Arts, que hizo brillar sus cualidades, calidades y cercanía verdiana. Solistas, coro y orquesta tuvieron la fortuna de contar con la batuta crecida de Michele Mariotti (1979), que concertó la noche con renovada maestría y un lenguaje pleno de tradición y fuerza dramática. El director de Urbino, que en noviembre asumirá la titularidad de la Ópera de Roma y ya dirigió en Les Arts La cenerentola (2011) y un concierto sinfónico en 2020, supo extraer las mejores cualidades de los estupendos cuerpos estables para servir este Verdi que, musicalmente, se enmarca entre las mejores fechas operísticas vividas en el Palau de les Arts desde su inauguración en 2005. El éxito, claro, a tono con la excelencia musical. Entre la avalancha de aplausos y bravos finales, apenas pudieron prosperar los decididos abucheos que se escucharon cuando salieron a saludar los responsables escénicos. ¡Cosas de la ópera!
Justo Romero
(Foto: Miguel Lorenzo & Mikel Ponce – Les Arts)