VALENCIA / Música y bulla
Valencia. Palau de les Arts. 11-IX-2022. Orquestra de la Comunitat Valenciana. Director: Álvaro Albiach. Obras de Colomer, Bizet y Dvorák.
Mal se lleva la bulla con la música. Y mucha, demasiada bulla hubo durante el concierto que la Orquestra de la Comunitat Valenciana y el maestro edetano Álvaro Albiach (1968) ofrecieron el domingo en el marco de la Jornada de Portes Obertes que desde los tiempos de Helga Schmidt programa el Palau de les Arts. La actuación comenzó con quince minutos de retraso, debido a la manifiesta inexperiencia de un público poco —nada— acostumbrado al protocolo de las salas de concierto. Hubo deserciones en medio de las obras, gente levantándose aburrida de sus butacas, demasiados teléfonos móviles…
Una lástima. Ya que el programa era hermoso y gustoso, aunque inadecuado para público tan neófito. En el podio, además, un maestro tan solvente como Albiach, uno de los valores más valiosos y honorables del actual panorama directorial español. Abordó y resolvió con dominio, claridad, afecto y empaque la suite que de su ballet Sorolla expresamente ha preparado para la ocasión el valenciano Juan José Colomer (1966). Colomer, como tantos otros compositores españoles que han vivido distanciados del terruño, se aferra a los tics más folclóricos y obvios. Como en el caso de Suriñach, Bautista o Bacarisse, la nostalgia y la idealización marcan un retroceso estético que en ocasiones es involución.
Compositor de éxito, oficio y dominio, curtido en mil experiencias en la música alimenticia de Los Ángeles, Juan José Colomer derrocha sus mejores cualidades en una visión de Sorolla no exenta de pintoresquismo. Los aires populares son recurridos a destajo y sin complejos. Ahora un zorcico y luego unas sevillanas. Etcétera. La suite es resultona y se escucha con gusto, sobre todo por el buen oficio orquestador que destila la partitura. En esta ocasión, además, por la traducción brillante, fiel y virtuosa de Albiach y los dúctiles instrumentistas de la Orquestra de la Comunitat Valenciana.
Luego, tras una brillante, popular y un punto expeditiva lectura de la primera suite de La arlesiana de Bizet, Albiach quiso cerrar el programa con la sensualidad a flor de piel de la lírica y tormentosa Séptima sinfonía de Dvorák. Ni maestro ni profesores esquivaron la cercanía —maravillosa— con el admirado Brahms. Lectura efusiva y apasionada ya desde los primeros compases del Allegro maestoso inicial. Hubo magia y tristeza en el Poco adagio; pulso vital en el Scherzo, y fina vehemencia en el Allegro conclusivo. Calurosa y no tan bullanguera ovación de despedida. Albiach acababa de dejar inapelable constancia de su clase magistral.
Justo Romero
(Foto: Miguel Lorenzo-Les Arts)