VALENCIA / Martín y Soler en casa

Valencia. Palau de les Arts. 13-XI-2020. Martín y Soler, Il tutore burlato. David Ferri Durà, Aida Gimeno, Oleh Lebedyev, Omar Lara, Ezgi Alhuda, Gonzalo Manglano. Orquestra de la Comunitat Valenciana. Director musical: Cristóbal Soler. Director de escena: Jaume Policarpo.
Desde sus orígenes, el Palau de les Arts ha defendido y aupado la música olvidada del valenciano Vicente Martín y Soler (1756-1806), contemporáneo riguroso de Mozart y uno de los grandes de su tiempo, además de ser el mayor compositor que España ha aportado al universo de la ópera. En esta ocasión, ha sido la opera bufa en tres actos Il tutore burlato, que Martín y Soler compone con apenas 19 años, cuando aún no ha abandonado España, la que ha recalado en la ópera valenciana, precisamente en su casa, en el teatro que lleva su nombre, integrado en el conjunto del Palau de les Arts. La nueva producción lleva la firma escénica de Jaume Policarpo y la musical del también valenciano Cristóbal Soler, una de las batutas que más ha animado y removido la música clásica y perfecta del genio levantino.
Martín y Soler se habría maravillado de escuchar cómo sus paisanos del Palau de les Arts tocan su música. La Orquestra de la Comunitat Valenciana sonó en el foso con esa depurada calidad que es marca de la casa. Cristóbal Soler supo imprimir brío, magia teatral y personalidad a una orquesta que también en estos menesteres clásicos suena de maravilla. Fue el marco sonoro de una representación cuyos tres actos se sucedieron sin interrupción, aunque transcurrieron en un santiamén gracias a la ligereza de un libreto manido –hermosa pupila, viejo y lujurioso tutor, moscones que se quieren beneficiar a la susodicha…- pero estupendamente trazado por Filippo Livigni, y del eficaz y bien desarrollado juego escénico planteado por Jaume Policarpo sobre una coloreada y sencilla escenografía por él mismo diseñada. El doblar los personajes con máscaras aguiñoladas gobernadas por los propios cantantes aporta movimiento y vistosidad en el marco de una escenografía y un vestuario intencionadamente coloreados, como de casa de muñecas, pero que casa estupendamente con el carácter bufo y burlesco de la trama.
El escueto reparto vocal estaba integrado mayoritariamente por miembros del Centre de Perfeccionament del propio Palau de les Arts, llamado Plácido Domingo hasta que el cantante madrileño cayó en desgracia. Las exigencias vocales, como en Mozart y en casi todo el repertorio de la época, son altas y particulares. Destacó el barítono mexicano Omar Lara, quien dio vida a un bien cantado y actuado pastor Pippo, el humilde’ovejero’ que al final se lleva el corazón de la espabilada pupila Violante. La voz relevante de la soprano segoviana Aida Gimeno, quien ya interpretó en concierto las dos arias principales del personaje de Violante el pasado 13 de septiembre, también en Les Arts, en el Auditori, resultó sin embargo inapropiada para un rol que requiere un canto menos afilado y seco, más dúctil y templado, más acorde con las sutilezas que vierte el joven Martín y Soler en esta joyita de juventud tan cercana al primer Mozart y al estilo pastoral de la época.
El valenciano David Ferri Durà defendió un creíble y bien cantado Caballero Don Lelio con voz casi más de tenorino que de tenor ligero, mientras que el acaparador Tutore don Fabrizio, hermano gemelo de los Don Bartolo, Don Anchise, Don Magnifico y tantos otros, revivió con vis más cómica que bufa en el barítono ucraniano Oleh Lebedyev. Ezgi Alhuda (Menica) y Gonzalo Manglano (Anselmo) salieron bien airosos de sus respectivos y serviles papeles. Excepcional sin reservas el pianista Carlos Sanchis tanto en el teclado como en sus puntuales y siempre acertadas incursiones escénicas. Después de dos hilarantes horas plenas de música y teatro, ¡de ópera!, los paisanos de Martín y Soler premiaron la representación con una sonora y prolongada ovación que refrendaba el vigor dramático de la partitura y su más que notable interpretación dramática y musical.
Justo Romero
(Fotos: Miguel Lorenzo)