VALENCIA / ‘Jenufa’, más allá del éxito
Valencia. Palau de les Arts. 19-I-2023. Janácek: Jenufa. Corinne Winters, Petra Lang, Elena Zaremba, Brandon Jovanovich, Norman Reinhardt, Sam Carl, Scott Wilde, Amparo Navarro. Cor de la Generalitat Valenciana. Orquestra de la Comunitat Valenciana. Director musical: Gustavo Gimeno. Directora de escena: Katie Mitchell (reposición de Robin Tebbutt).
Más allá del éxito implacable, de la fascinación por una versión musical abrumadora por su suntuosa brillantez y escrúpulo en servir fidedignamente la letra y el espíritu del pentagrama y cuánto en él subyace, de la subyugación ante la sonoridad de una orquesta de calidades inéditas en el sinfonismo español y del protagonismo de un elenco vocal de primer rango en sus voces femeninas, en esta gran noche de ópera sentida en el Palau de les Arts hubo tres triunfadores totales: Leos Janácek, creador de Jenufa; Gustavo Gimeno, que se confirmó como su más devoto e inspirado intérprete, y el propio Palau de Les Arts, cuyo público vivió una de sus más felices jornadas.
El maestro valenciano se metió en la entraña de cada personaje, en la esencia novedosa y atrevida de la orquestación, en los aires populares y añoranzas de una dramatizada lectura sin paños calientes. Gimeno hizo teatro con la música, y viceversa. Hubo tanto drama en el foso como sentido concertante en el escenario. No hubo detalle, acento ni matiz que no quedara en evidencia en esta transparente y meticulosa versión, que marca una referencia no solo en los anales sobresalientes del Palau de Les Arts, también en los universos líricos español y contemporáneo.
La producción, procedente de la Ópera Nacional Holandesa, firmada por Katie Mitchell y repuesta por Robin Tebbutt, traslada la acción a un tiempo quizá contemporáneo, con un primer acto que igual sirve para un roto que un descosido: una estúpida y neutra oficina con un cuarto de baño abierto al público, que se establece como lúcido espacio de intimidad compartida exclusivamente con el espectador, en el que igual ves meando o vomitando —a lo Calixto Bieito en su liceístico Ballo in maschera— a la pobre Jenufa que a Kostelnicka acicalando sus canas ante el espejo. La idea de convertir a la Abuela en oficinista (como a la propia Jenufa) desdibuja y devalúa el personaje. El segundo acto transcurre en una caravana ‘campinguera’, y el tercero fija la acción en la casa de Kostelnicka. El atinado y cuidado movimiento escénico contrasta con la neutralidad del rectangular y asimétrico espacio, cuyo colorido e iluminación casan con la acrisolada escritura musical, siempre fiel, como recuerda Milan Kundera, a su propia regla de oro: “No hace falta escribir más que las notas absolutamente indispensables”.
Gimeno tuvo muy presente en su incandescente y al mismo tiempo ensoñadora lectura este preminimalismo de un compositor que renegaba abiertamente de la gran gesticulación romántica. Con su batuta precisa y elegante gesto, trasladó esta convicción a un reparto vocal en el que brilló la lírica, cálida y frágil Jenufa de la soprano estadounidense Corinne Winters, que eludió cualquier caricatura para adentrarse en su hiel y piel. Efusiva hasta el infinito en el Ave Maria, luminosa en la gran escena final, gran cantante y actriz toda la noche. Tuvo, además, el plus de no amilanarse ante el gigante vocal de una Petra Lang que, tras un primer acto destemplado y hasta decepcionante, se creció en el segundo, cuando su presencia escénica se alió con su poderosa vocalidad —rotunda en los graves y redonda en unos agudos que dejaron de sentirse destemplados— en una Kostelnicka en la que nada dejó entrever que era su debut en el personaje.
El trío de féminas protagonistas se completó con la mezzosoprano rusa Elena Zaremba, nombre propio de la lírica internacional, quien realzó el en este caso eclipsado papel de la Abuela. En tan sobresaliente reparto en absoluto desmerecieron las sopranos valencianas Amparo Navarro (Alcaldesa) y Quiteria Muñoz (Barena), ni la hoyense Laura Orueta. Otro cantar fueron las voces masculinas protagonistas; los tenores estadounidenses Brandon Jovanovich (Laca) y Norman Reinhardt (Steva). El primero defendió con corrección —no más— y tintes de spinto un personaje que requiere más sustancia tenoril, mientras Reinhardt carece de la proyección, el empaque y empuje para convivir en tan musculoso y sutil entorno sinfónico.
Como casi siempre, el Cor de la Generalitat volvió a coronar una de sus mejores actuaciones. El éxito, claro, fue monumental. Ovaciones y vítores arreciaron en la tanda de saludos cuando irrumpió sobre el escenario Gimeno. Faltaron allí Leos Janácek y Jesús Iglesias, director artístico del Palau de les Arts y muñidor del acontecimiento. ¡Genial e imprescindible!
Justo Romero
(Foto: Miguel Lorenzo & Mikel Ponce / Palau de les Arts)