VALDEGOVÍA / Cuarteto Hanson: un Schumann suntuoso
Valdegovía. Iglesia de San Martín de Bachicabo. 2-VII-2022. Cuarteto Hanson. Obras de Beethoven y Schumann.
Se abarrotó la pequeña y bella Iglesia de San Martín de Bachicabo para escuchar al Cuarteto Hanson en el concierto inaugural de la V Schubertíada de Valdegovía. Si alguien tenía dudas sobre lo que este joven cuarteto francés podía ofrecer en el mismo lugar en el que antes tocaron el Casals (2018) y el Quiroga (2019), con seguridad se disipiraron todas tan pronto como empezó a sonar el Cuarteto op. 18 n° 1 de Beethoven por el tono afectuoso, la limpieza de líneas y la admirable precisión que imprimieron a su movimiento inicial, en el que quedó fijada la marca de su sonido (denso y compacto) y la personalidad de sus cuatro instrumentistas: un Anton Hanson que esconderá, bajo su apariencia de persona tímida, un carácter fuerte y dominante junto a dos músicos convencidamente extrovertidos como Jules Dussap (segundo violín) y Simon Dechambre (violonchelo), y una Gabrielle Lefait (viola) de presencia poderosa, capaz de nivelar el conjunto en torno a ella.
Los cuatro mostraron que no es posible comprender estas obras sin tener en cuenta la influencia de Haydn y de Mozart, pero en el Adagio affettuoso ed appasionato contuvieron la respiración y mudaron levemente el sonido de forma que apuntase a lo lejos a la segunda pieza del programa, el Cuarteto n° 3 de Schumann, una de esas obras que no por imperfectas dejan de ser excepcionales. Y no siempre sale bien, pues en su interior hay un mundo entero de fantasía en el que se reflejan los variadísimos sentimientos de un hombre que contemplaba la vida de una manera que solo él podía comprender: las referencias son menos obvias que en cuarteto anterior y cualquier interpretación debe moverse entre el carácter abstracto heredado de los últimos cuartetos de Beethoven, la inestabilidad que traslada su enigmático Scherzo y el envolvente lirismo de su Adagio molto, uno de sus mejores movimientos lentos. El Hanson dio a la obra todo su contenido, esa expresión schumanniana que sigue manteniendo su fuerza y su desgarro, volviendo a mostrar entre sus miembros esas relaciones tan particulares junto a un renovado compromiso con la claridad, la hondura y, como cualidad esencial en cualquier pieza de Schumann, la belleza.
Asier Vallejo Ugarte
(Foto: Silvia Pujalte – Schubertíada)