Uno de mis discos del año

MATANGI: Outcast – Schnittke, Cuarteto n. 3; Silvestrov: Cuarteto n. 1; Shostakovich: Cuarteto n. 8 / Matangi Quartet / PIAS
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He dudado durante semanas sobre si reseñar o no este lanzamiento, por razones que pronto quedarán claras. En el transcurso de mi indecisión lo he escuchado al menos diez veces, hasta el punto de que ha acabado por convertirse en una especie de barómetro del actual estado del mundo en el verano de 2022, devastado por la guerra y el cambio climático. A día de hoy es uno de mis candidatos a disco del año.
Matangi es un cuarteto de cuerda holandés, especializado en repertorios inéditos o poco trillados. El álbum en cuestión está conformado por obras de Alfred Schnittke, Valentin Silvestrov y Dmitri Shostakovich, ninguna de las cuales puede considerarse oscura o, como proclama el título, marginada. Los tres compositores, a pesar de sus particulares grados de disensión, sobrevivieron y en general prosperaron en la Unión Soviética.
Los tres cuartetos que integran el programa son el tercero de Schnittke, de 1983, el octavo de Shostakovich, de 1969 y el primero de Silverstrov, de 1974. Los dos primeros han obtenido grabaciones más penetrantes por parte, por ejemplo, del Kronos y del Borodin. Sin embargo, lo que hace que esta grabación destaque es su ubicación antes y después, respectivamente, del introspectivo y engañosamente reconfortante cuarteto del destacado compositor ucraniano Silvestrov, un artista cuya integridad moral brilla a través de la oscuridad del imperio en desintegración en el que habitaba.
Silvestrov, hoy en día refugiado en Alemania, escribe una música impregnada de rabia y de consuelo, en la cual las emociones interactúan terapéuticamente a través de texturas casi imperceptibles. Matangi convierte este cuarteto hermosamente discreto en una obra maestra. Más aún: al situarlo entre Schnittke y Shostakovich genera un mundo sonoro que pertenece tanto a la época de su creación como, de manera insistente, al momento actual.
Al Schnittke de los Matangi se le podría pedir algo más de la mordaz ironía del compositor, y su Shostakovich es tal vez demasiado suave para mi entendimiento de la obra. Pero se trata de detalles menores. Este álbum es mucho más que la suma de sus partes. Es historia moderna en movimiento.
Norman Lebrecht