Vítezslava Kaprálová: Una gran compositora malograda
VÍTEZSLAVA KAPRÁLOVÁ:
Waving Farewell (Prélude de Noël, Military Sinfoniette, Sad Eveneing, Suite en miniature, Piano Concerto). Nicholas Phan, tenor. Amy I-Lin, soprano. University of Michigan Symphony Orchestra. Dir.: Kenneth Kiesler. NAXOS
La compositora checa Vitezslava Kaprálová murió durante las primeras semanas de la ocupación alemana de Francia, a la edad de 25 años. Dos meses antes se había casado con Jiri Mucha, hijo del célebre cartelista fin de siècle. Tenía toda la vida por delante y, sin embargo, abrazó la agonía de la muerte con gran dignidad. La tragedia y el misterio de su existencia han sido explorados en un par de novelas, pero su psicología sigue siendo un enigma y su música es difícil de clasificar.
A primera vista, su estilo se encuentra a medio camino entre Leos Janácek -quien fue maestro de su padre- y Bohuslav Martinu, que fue su amante; sin embargo, las primeras impresiones suelen ser engañosas, y hay mucho en este nuevo programa discográfico a ella dedicado que apunta a que Kaprálová poseía una voz absolutamente propia.
La joven compositora se trasladó a París en 1937 para estudiar con Martinu, a quien había conocido en Praga mientras él preparaba el estreno de Julietta, su magnífica ópera sobre un romance fantástico. Martinu, que estaba casado, se obsesionó con Kaprálová y, ante la inminencia de la guerra, intentó ayudarla a escapar con él a América. Al quedarse sin dinero después de que los alemanes entraran en Praga y acabaran con la posibilidad de seguir obteniendo su beca de estudios, la joven compositora vivió en una buhardilla llena de estudiantes checos y se casó con uno de ellos, sabiendo que padecía una grave enfermedad, que podría ser tuberculosis o tifus. Sus últimas palabras fueron: ‘Soy Julietta’. Una sensación de fatalidad impregna su obra, mitigada por una irónica malicia, casi omnipresente.
Un Prélude de Noël que escribió en 1939 contiene un inconfundible sarcasmo sobre el Deutschland über alles. Su Sinfonietta militar parece una réplica musical de la subversión del soldado Schweik de Jaroslav Hasek. Kaprálová dirigió la sinfonietta en la BBC para la inauguración de un festival de música contemporánea en 1938.
El tema que da título a este álbum es una despedida para barítono y orquesta, mucho más oscura que la música de tonos suaves que Martinu escribía por aquella época. Por su parte, el Concierto para piano en Re menor se abre con lo que ella prescribe como un ‘allegro entusiástico’, aunque nunca llega a sonar del todo así. La línea solista es tenue y contemplativa hasta el extremo de la introspección: es algo así como un encuentro entre el último Rachmaninov y el joven Messiaen.
Las interpretaciones de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Michigan y su director, Kenneth Kiesler, no acaban de alcanzar una calificación cum laude, pero la música se expresa lo suficiente por sí misma e interpela directamente a muchas de nuestras actuales confusiones. Kaprálová poseía un talento de rara elocuencia y autoconfianza; demasiado bueno para perderse en la bruma del tiempo.
Norman Lebrecht