Una exposición en el Museo Cerralbo explora el papel de la fotografía en el ámbito de la zarzuela
El Museo Cerralbo de Madrid acoge, hasta el 25 de junio, la exposición Fotografías animadas, dedicada al importante papel de la fotografía en el ámbito de la zarzuela y el teatro musical. Comisariada por Ignacio Jassa Haro, especialista en la fotografía histórica del teatro musical e importante investigador de la zarzuela, la exposición es fruto de la colaboración entre el Museo Cerralbo y la Fundación Jacinto e Inocencio Guerrero. El acceso a la sala de exposiciones temporales del museo es gratuito.
La fotografía y la zarzuela moderna nacieron casi de manera simultánea, en el segundo cuarto del siglo XIX, y evolucionaron en paralelo. La exposición recorre el siglo de historia (1850-1950) en el que la zarzuela en sus distintas formatos y géneros (revista, opereta, género chico…) se convirtió en la forma de ocio y entretenimiento preferida por la sociedad española.
En ese contexto, Fotografías animadas se centra en el uso de la fotografía en muy distintos ámbitos, desde el más personal en relación con el coleccionismo a la utilización empresarial como medio publicitario o ante el incipiente y revolucionario fotoperiodismo. Las muy variadas formas en las que la fotografía se difundió testimonian la ubicuidad de las imágenes y el enorme impacto social de las mismas. Como conclusión se explora el impacto que la fotografía tuvo en los creadores gráficos que la usaron como forma de inspiración para el diseño de partituras, libretos y portadas de discos. Dada la condición del propio teatro musical de la época, la exposición permitirá también reconocer el trabajo de las mujeres, en su momento convertidas en auténticas estrellas al ser artífices de los grandes éxitos de la cartelera.
Fotografías animadas parte de originales fotográficos para adentrarse en muy diversos soportes, desde las reproducciones impresas de las propias fotografías, la forma más evidente de difusión, a otras muchas tipologías documentales: carteles, partituras, revistas, cromos, postales y, por supuesto, positivos fotográficos en distintos soportes y técnicas. Las nuevas perspectivas que adoptó el soporte fotográfico proporcionan una gran variedad visual a la propia exposición. Parte importante de los materiales expuestos procede de colecciones privadas que han facilitado el acceso a una gran cantidad de documentos inéditos. Asimismo, el Archivo Guerrero ha dado acceso a su fondo fotográfico, hoy por hoy, una referencia ineludible para el conocimiento del teatro musical de los años veinte a cincuenta.
El título de la exposición evoca el revolucionario “animatógrafo” o proyector con el que Robert W. Paul comenzó a ofrecer sesiones públicas de “fotografías en movimiento” en el Teatro Alhambra de Londres el 25 de marzo de 1896, y al tiempo rememora el “problema cómico-lírico-social”, denominado Fotografías animadas o El arca de Noé, escrito por Andrés Ruesga y Enrique Prieto, al que puso música Federico Chueca y se estrenó en el Teatro del Príncipe Alfonso, de Madrid, el 30 de julio de 1897. Se fusiona así imagen y teatro musical en una muestra inédita e innovadora, por ser la primera vez se aborda la relación entre ambas disciplinas.
(foto: Irene de Juanes – Museo Cerralbo)