Un Shostakovich nada convincente
SHOSTAKOVICH:
Sinfonías nº 1, 14 y 15. Sinfonía de cámara op 110a (arr. Barshai). Kristine Opolais, soprano. Alexander Tsymbalyuk, bajo. Orquesta Sinfónica de Boston. Director: Andris Nelsons. DG 00028948605460 (2 CD)
Este álbum es la demostración palmaria de que una orquesta suntuosa no es suficiente para poner de manifiesto lo que determinadas músicas llevan dentro. No se puede sonar mejor que esta Sinfónica de Boston en 2018 y 2020 y, sin embargo, las lecturas de las Sinfonías nº 14 y 15 de Shostakovich que nos brinda su titular están muy lejos de lo que sus pentagramas atesoran. Versiones que podrán gustar a quienes pidan poderío, brillo y la seguridad que se percibe de la ausencia de conflicto. Y en Shostakovich eso es grave, porque la abstracción mal entendida conduce a la mecánica. No sirve tampoco la coartada de que, pasadas las circunstancias históricas, la lectura de las generaciones posteriores, postsoviéticas o no, globalizadas o no, no puede depender de la realidad de un creador sometido a la presión política y a la suya propia frente a ella porque lo que queda es el análisis puro y duro de su respuesta estética. Hay ejemplos.
Nelsons dispone de una orquesta de ensueño, de unos solistas excelentes —aunque algo livianos en lo expresivo— y consigue unas Decimocuarta y Decimoquinta demasiado inocuas, de forma que hay teatro, no drama en la 14; frases maravillosas, no intención directa en la 15; convención, no intensidad en la Sinfonía de cámara. La Primera está dicha con brillantez, pero sin agudeza, y se advierte una plausible intención de colocar a Shostakovich frente a Prokofiev —hay hasta tonos muy ravelianos— a través de una extraordinaria respuesta de la orquesta.
Los registros que han servido de referencia comparativa a la hora de juzgar este álbum superan con creces el trabajo de Nelsons: Rozhdestvenski (Melodiya, Alto), pero también Michael Sanderling (Sony), en la Primera; Barshai (Brilliant) y, sobre todo, Wigglesworth (BIS) —con dos solistas espléndidos: Joan Rodgers y John Tomlinson— en la 14; y Kurt Sanderling (Erato) —con la Orquesta de Cleveland, en una de las grabaciones más extraordinarias de la historia de la fonografía— en la 15. Barshai con la Orquesta de Cámara de Europa (DG) es igualmente preferible en la Sinfonía de cámara.
Luis Suñén