TOULOUSE / Una ‘Cenerentola’ gloriosa en lo escénico y en lo musical
Toulouse. Teatro del Capitolio. 31-III-2024. Adèle Charvet, Levy Sekgapane, Florian Sempey, Vincenzo Taormina, Alex Rosen, Julie Pasturaud, Céline Laborie. Orchestre National du Capitole de Toulouse. Dirección musical: Michel Spotti. Dirección de escena: André Barbe & Renaud Doucet. Rossini : La Cenerentola.
Tras el éxito de su Bohème la temporada pasada, el dúo formado por André Barbe y Renaud Doucet vuelve al Teatro del Capitolio de Toulouse para hechizar de nuevo al público con su universo tierno, divertido y poético. Con un telón de fondo de lienzos pintados con una estética de dibujos animados, los dos ambientan la historia en el Nueva York de los años treinta. Magnifico regenta un cabaret (el Button Club) en el que Tisbe y Clorinda son bailarinas con poca ropa y Angelina una simple diseñadora de vestuario. Ramiro, por su parte, es el gerente de un establecimiento de más categoría (el Kings’ Follies) donde Angelina acaba convirtiéndose en la estrella, bajando la gran escalera como una estrella de Hollywood. Los decorados y la iluminación son de un gusto perfecto, con un hábil juego de luces y sombras para resaltar las escenas íntimas o los comentarios que hace regularmente el truculento Dandini. La puesta en escena de los conjuntos (el quinteto en I) es una auténtica delicia, sobre todo en los finales, donde un grupo de bailarines realza estos coloridos cuadros de music-hall.
El alto nivel vocal completa el éxito escénico. La mezzo de Montpellier, Adèle Charvet, cuya Rosina es ya bien conocida, encuentra en Angelina un nuevo papel a su altura, respondiendo plenamente a las expectativas, con un legato perfecto y un virtuosismo asombroso, especialmente en su rondó final, donde la voz se libera por fin. Pero el héroe de la velada fue el tenor sudafricano Ramiro, solar y en estado de gracia, con agudos tan poderosos como magníficamente proyectados, una hermosa paleta expresiva y capaz de etéreos pianissimos. Recibió una ovación al final. El barítono Florian Sempey también tuvo una acogida triunfal, dominando el papel de Dandini con su experimentada técnica belcantista (línea vocal magníficamente conducida, vocalización impecable y dominio total del canto sillabato), así como su magnífica voz, tan poderosa como bien proyectada. En lugar de Nicola Alaimo, inicialmente anunciado, su compatriota Vincenzo Taormina mostró una energía prodigiosa y una gran entrega como Don Magnifico, mientras que el bajo americano Alex Rosen fue un lujo como Alidoro. Por último, Céline Laborie y Julie Pasturaud captaron la atención con sus trajes y peinados imposibles, y tocaron tan bien como cantaron…
Por último, el director de orquesta italiano Michele Spotti –actual director musical de la Ópera de Marsella, que ya estuvo en el foso el mes pasado para Idomeneo de Mozart– renovó nuestro entusiasmo con su increíble energía y actividad en todo momento, precisa y entusiasta, en sintonía con el ardor que animó el escenario. Su batuta fue también ligera y flexible, expresando con gran elegancia la delicadeza de la música del Cisne de Pésaro, al tiempo que mantuvo perfectamente bajo control las piezas de conjunto. Es sin duda un gran director de ópera, pero eso ya lo sabíamos… El público de Toulouse no escatimó su placer, otorgando a la producción un merecido triunfo.
Emmanuel Andrieu
(fotos : Mirco Magliocca)