Szymanowski, siempre a su aire

SZYMANOWSKI: Stabat Mater, OP. 53; PENDERECKI: Dies Irae; Threnody for the Victims of Hiroshima / ORF Vienna Radio Symphony Orchestra. Dir.: Michael Gielen / ORFEO

SZYMANOWSKI: Obras para piano / Krystian Zimerman, piano / DG

Aunque parece improbable que Karol Szymanowski sea candidato para entrar en el Salón de la Fama de Classic FM, su cotización no ha dejado de aumentar en el presente siglo, hasta el punto de que ya casi se le puede considerar como un compositor mainstream. Esto nunca fue así durante su vida, en la que sufrió el doble hándicap para un compositor de ser polaco y gay. En el primer caso, se le comparaba desfavorablemente con Chopin, y en el segundo, con Chaikovski. Siempre a su aire, Szymanowski no se parece a ningún otro creador musical, como atestigua incluso una escucha superficial.

El Stabat Mater que compuso en 1926, en duelo por la muerte de una querida sobrina, se antoja inesperadamente optimista para las circunstancias. Cantado en polaco y con dos solistas femeninas y un tenor, evoca más la esperanza que la pérdida en un estilo musical más cercano a Janácek que a Stravinski. Una interpretación dirigida por Michael Gielen en enero de 2000 al frente de la ORF de Viena conduce al oyente por insospechados senderos boscosos en los que las copas de los árboles centellean con una promesa de redención. No he escuchado una obra coral más apasionante en todo el año.

Y seguidamente tenemos al pianista polaco Krystian Zimerman con un conjunto de Preludios y Mazurcas que reajustan mis oídos a un espectro más amplio. El piano de Szymanowski es a la vez juguetón y engañoso. Un toque de Chopin muta en Scriabin. El segundo preludio es desafiantemente hedonista, mientras que el tercero es un Schumann que parece apuntar a Schoenberg. Zimerman consigue dar un sentido nuevo a cada frase. Por el momento, mi favorito es el octavo preludio, pero está siendo desafiado por un par de mazurcas. Se trata de un álbum al que sin duda volveré una y otra vez.

Norman Lebrecht