SEVILLA / Zahir Ensemble: gozoso descenso a las Tinieblas
Sevilla. Espacio Turina. 1-XI-2022. Tobias Schlierf, bajo. Zahir Ensemble. Director: Juan García Rodríguez. Obras de Messiaen y Cendo.
Una imagen sorprendente, por inédita, dejaba en la retina este concierto, la de un público numeroso puesto en pie aplaudiendo y braveando tras la audición de Introducción a las tinieblas (2009), una obra sin concesiones, adscrita al lenguaje saturado que, durante algunos años, practicó el compositor francés Raphaël Cendo (1975), presente en la sala. Composición esta, basada en textos del Apocalipsis de San Juan, que conoció su estreno en el Festival de Donaueschingen, corazón cultural centroeuropeo donde se siguen destilado algunas de las mejores esencias de la nueva música.
Era conocido que Juan García, director de Zahir Ensemble, llevaba años con el empeño de estrenar en España una de las obras más importantes del catálogo de Cendo, compositor que en absoluto era novedad en los atriles del grupo sevillano (partituras como Charge y Graphein ya las habíamos escuchado anteriormente). Que, por fin, la presentación de estas Tinieblas intensamente saturadas (o, más exactamente, según el compositor, infrasaturadas) tuviera lugar un 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos, no tuvo nada de azaroso. Vino a tratarse de algo así como una prolongación en clave vanguardista de la previa noche de Halloween. Porque, al margen de los textos vaticinadores del fin del mundo y de la llegada de la Bestia, el responsable de la iluminación y la puesta en escena, Thierry Bruehl, se encargó de subrayar aún más este contexto con la proyección de los textos en una tipografía rojo sangre y con un vago recuerdo a los títulos de crédito de una película como El exorcista.
En todo caso lo que debe quedar claro es que el Espacio Turina se anotó el haber favorecido una jornada histórica para la música contemporánea en Sevilla. En ella se vino a demostrar que, cuando se programa música de quilates, el éxito y la acogida (casi) siempre están garantizadas. Esta Introducción a las tinieblas es, adecuadamente, la música de un escenario devastado; una página que se carga y descarga constantemente de una energía que estalla en escombros sonoros espacializados desde los instrumentos acústicos y convenientemente amplificados por la electrónica (dirigida en esta ocasión por Max Bruckert, Cristóbal Romero y Alfonso Rubio). El bajo Tobias Schlierf realizó un trabajo igualmente soberbio en su encarnación de narrador y vociferador de todas las desdichas apocalípticas que se nos anticiparon. Su propia voz, entre el canto desgarrador, alucinado, poseído, la declamación y el grito, todo ello manipulado electrónicamente, otorgaron una pátina de profunda irrealidad y visceralidad a estos fugaces 45 minutos que se disparan contra el oyente con toda la furia heredada de un Lachenmann revestida después por la poética del exceso de Cendo.
Cuesta imaginar, en efecto, qué componer después una obra como esta (disquisición en la que se encuentra actualmente su autor, inmerso en el aquilatamiento de un nuevo lenguaje propio, alejado, o a ello aspira, de la saturación), en la que, no lo obviaremos, el contrabajo (Antonio Torres), realiza una colérica aportación concertante de doble de la voz, añadiendo más perplejidad a esta inmisericorde, apabullante, gestación de Cendo con la que Zahir Ensemble ha escrito una de sus noches más sobresalientes.
Como bálsamo, como prólogo también (menos apreciamos que también se nos repitiera como epílogo, hubiéramos preferido quedarnos enrabietados y desazonados), el violonchelista Aldo Mata y el pianista Carlo Prampolini, ofrecieron la Louange à l’Eternité de Jésus, del Cuarteto para el fin de los tiempos, de Olivier Messiaen. Fue una versión evanescente, poco subrayada, espiritual pero no mística (en la línea de la reciente y sensacional grabación de la obra por el conjunto inglés Apartment House), muy con la intención de enmarcar lo que se nos ofrecería en medio, desde luego otra visión espiritual desde la música de un futuro más allá de la vivencia humana si bien no tan belicosa, desde luego tampoco demasiado prometedora.
Ismael G. Cabral