SEVILLA / Sencillez y pasión en ‘Jenufa’
Sevilla. Teatro de la Maestranza. 16-II-2023. Janácek: Jenufa. Ángeles Blancas, Agneta Eichenholz, Peter Berger, Thomas Atkins, Nadine Weissman, Isaac Galán, Felipe Bous, Marifé Nogales, Marta Ubieta, Zayra Ruiz, Patricia Calvache, Rutz González. Coro Teatro de la Maestranza. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Director musical: Will Humburg. Director de escena: Robert Carsen.
Con una puesta en escena radicalmente sencilla (un suelo de tierra y unas puertas y ventanas blancas que movía el coro para delimitar los espacios), una iluminación prodigiosa por la exactitud de su ambientación y un sabio movimiento de masas y personajes, el canadiense Robert Carsen consiguió una vez más llegar a la inteligencia y al corazón de los espectadores. La tan esperada Jenufa llegó, por fin, al Teatro de La Maestranza, donde sólo se habían visto La zorrita astuta, en 2004, y la primeriza Sárka, haciendo de extraña pareja con Cavalleria, en 2013. El público sevillano no había tenido, pues, la oportunidad de comprender la grandeza de Janácek, y así lo reconoció el día de su estreno.
La gran triunfadora fue la veterana Ángeles Blancas, con una entrega absoluta en su papel de madre adoptiva, obsesionada por el qué dirán de su hija Jenufa, hasta cometer la locura de asesinar en el segundo acto al recién nacido ahogándolo en el hielo. Autoritaria y atormentada, su canto resultó de una expresividad desgarradora. Muy expresivo también el de Jenufa, interpretada por Agneta Eichenholz, que acentuó su lado tierno y trágico, como pudo comprobarse en su Plegaria y, en general, en toda su actuación, aunque al principio su voz resultara un tanto pequeña.
El Laca de Peter Berger fue ganando en densidad emotiva a lo largo de los actos. De personaje resentido, frustrado y maltratador del primer acto, alcanza en el último el premio del amor ante su generosidad, que lo redime de sus pasada culpas. No así su rival y hermanastro, Steva, borracho y frívolo, que al final queda abandonado por todos. Su frivolidad estuvo bien cantada por Thomas Atkins, tenor ligero muy adecuado para tal papel, en contraste con el más pleno y curtido de Laca. Y muy bien, asimismo, la interpretación de la abuela Buryja de Nadine Weissmann.
Del resto de los cantantes: el capataz, el alcalde, su mujer y su hija Karolka, la pastora, Barena, Jano y la tía, hay que destacar que son jóvenes cantantes españoles de prometedoras carreras. El coro, disciplinado bajo el buen hacer del maestro Sampil. Y la orquesta, brillante, en una partitura tan rica de matices en el desarrollo del silabismo, con esas células cortas y repetitivas que se adelantan (no se olvide que esta ópera se estrenó en 1904) a la música minimalista. Will Humburg estuvo muy atento al equilibrio entre voces y orquesta y a que los instrumentos reflejasen el contenido de las palabras, que fue una de las grandes innovaciones del lenguaje musical del compositor moravo. Bienvenida, pues, esta Jenufa que contó con un equipo técnico de lujo en el diseño de escenografía, vestuario e iluminación, con un buen elenco de cantantes, coro y orquesta, una minuciosa dirección orquestal y una puesta en escena absolutamente modélica. La lluvia redentora del final, con esa luz misteriosa como salida del crescendo de los instrumentos, ha sido de lo mejor que se ha visto en el escenario de este teatro.
Jacobo Cortines
[Fotos: Guillermo Mendo]