SEVILLA / En los cien años de la Orquesta Bética de Cámara
Sevilla. Teatro de la Maestranza. 15-VI-2024. Orquesta Bética de Cámara. Alejandro Bustamante, violín. Esperanza Fernández, cantaora. Director: Michael Thomas. Obras de M. Navarro, J. Font de Anta, S. Romero, E. Halffter y M. de Falla.
El 11 de junio de 1924, en el sevillano Teatro Lloréns, ofrecía su primer concierto la Orquesta Bética de Cámara. Iniciativa personal de Manuel de Falla, el conjunto procedía de la orquesta montada especialmente para el pre-estreno el año anterior, también en Sevilla, de El retablo de Maese Pedro. Falla quedó tan impresionado por la calidad de la orquesta que no cejó hasta darle forma como la primera orquesta de cámara de Europa. Con el soporte mediático desde Madrid de Adolfo Salazar, Falla sugirió el nombre de su joven discípulo Ernesto Halffter como su director.
Muchos avatares ha pasado la Bética a lo largo de estos cien años, ampliándose a Orquesta Bética Filarmónica en los años sesenta para volver a su formación original en los últimos años de la mano experta de Michael Thomas. Un siglo después de su presentación en sociedad, la Bética celebró su cumpleaños en el Teatro de la Maestranza con un soberbio concierto. Parece difícil de creer, pero era la primera vez que la orquesta tocaba en el Maestranza. Ni siquiera cuando otro Halffter dirigió el teatro durante catorce años se le ocurrió a nadie homenajear a la orquesta más veterana de la ciudad. Que una orquesta en Sevilla (ciudad novelera para todo lo religioso-festivo, pero despectiva para lo que se salga del canon oficial) llegue al siglo es ya una proeza, pero alcanzarlos sin apoyo oficial tras años de mendigar espacios para tocar, es ya un milagro.
Para la ocasión Thomas diseñó un bello programa integrado por compositores vinculados con los inicios de la Bética. Magníficas las Impresiones sevillanas del pianista Manuel Navarro (primer clavecinista del Retablo), quien fuese director de la orquesta entre 1939 y 1961. Con unas secciones de cuerdas algo más nutridas de lo habitual en sus conciertos, la Bética ganó en equilibrio respecto a los vientos y alcanzó un empaste sobresaliente. Thomas la hizo sonar con una bella gama de colores y con atención a los ritmos cambiantes y los acentos. Compositor y violinista de prestigio internacional, José Font de Anta dejó sólo el primer tiempo de un concierto para violín en su versión para piano. Thomas lo ha orquestado con un sentido muy fiel la orquestación típica de Falla (juegos de frases entre las maderas incluídos) y Alejandro Bustamante lo interpretó de forma brillante. La obra es un continuo reto técnico, con complicados pasajes a dobles cuerdas, bariolages, pizzicati de mano izquierda, etc. Bustamante salió victorioso del reto con sonido brillante rico en matices. De Font de Anta salió la más famosa marcha de la Semana Santa sevillana, Amarguras, a la que Thomas la despojó de su contexto profesional para darle un aire más sinfónico. Mano derecha de Falla en el proceso de creación de la Bética fue el violonchelista Segismundo Romero, de quien sonó su Aire de danza, una obra elegante, de impecable factura y llena de gracia.
La suite del ballet Sonatina de Ernesto Halffter evidencia desde el primer compás su deuda con la música de Falla, pero sabe evolucionar hacia ese neocasticismo tan alabado por su protector Salazar. Aquí Thomas volvió a exigir de la Bética toda la atención para las abundantes frases instrumentales entrecruzadas y los juegos rítmicos, con resultados espléndidos. Y culminó la fiesta de cumpleaños con El Amor Brujo, obra muy vinculada con la Bética, pues Falla la remodeló ex profeso para el primer concierto de la orquesta, versión que fue la dirigida por Michael Thomas. Las cuerdas pusieron todo el misterio y el color penumbroso y las maderas los colores. Y Thomas la fuerza de las danzas (espectacular Danza ritual del fuego, sin forzar ni exagerar) y la atención al fraseo de las partes más misteriosas. Como broche, la jondura de Esperanza Fernández en las partes cantadas, interpretadas con toda su carga de negrura (“los sonidos negros del faráon”, como diría Falla retomando las palabras del cantaor Manuel Torre), pero con esa voz rajada y brillante a la vez que la hace la intérprete ideal de esta música. Pues lo dicho: que cumpla muchos más.
Andrés Moreno Mengíbar