SEVILLA / ‘Drumming’ en perspectiva
Sevilla. Auditorio de la ETS de Ingeniería. 4-12-2019. Steve Reich, Drumming. Orquesta Sinfónica Conjunta. Lester Rodríguez, Antonio Moreno, José Tur, Julián J. Jiménez, Carlos Moreno, Bruno Moreno, Pablo Nieto, José Fernández, Ismael Muñoz, José Sánchez, José A. Cruzado, Pablo Badenes, percusión. Belén Quirós y Beatriz Hernández, voces. Julia Collins, piccolo.
La labor que, desde hace años, viene haciendo la Universidad de Sevilla y el Conservatorio Superior de Música Manuel Castillo con la Orquesta Sinfónica Conjunta es del todo encomiable. Un proyecto formativo y ambicioso que lo es más gracias a quien programa sus actividades, el director Juan García Rodríguez, responsable también del conjunto especializado en música contemporánea Zahir Ensemble.
A estas alturas no resulta sorprendente pensar que una obra como Drumming (1970-71), de Steve Reich (1936), tuviera que esperar la friolera de medio siglo para que conociera su estreno en Sevilla. También sabemos que, de no ser por el gesto de voluntariedad y empeño de García Rodríguez y la Orquesta Conjunta, hubieramos continuado esperando. España, no digamos ya esta ciudad al Sur, está huérfana absolutamente de la visita de los grandes ensembles que podrían abordarla con plena excelencia.
Es por esto que hay que calibrar la versión escuchada tomando cierta perspectiva de las referencias fonográficas con las que pudiéramos acudir al concierto. Si pensamos en la referencial grabación de Steve Reich and Musicians (Deutsche Grammophon), añoramos no solo su tono más incisivo, descarnado y repiqueteante; también su duración, unos 80 minutos frente a la hora exacta de esta lectura hispalense. Más cercanos en estilo e intencionalidad se mostraron de la más reciente lectura fijada en disco por Colin Currie Group y Synergy Vocals (CC Group), de sonoridades tribales y con una impronta vocal más marcada.
Desde luego hubiéramos preferido una extensión temporal mayor que la ofrecida por los músicos de la Conjunta, pero dando por bueno el esfuerzo de ejecutar una composición tan compleja en la que un fallo de descoordinación puede ser letal para desarmar toda la baraja, el saldo arrojado es muy positivo.
Cuatro pares de bongós, tres marimbas, tres glockenspiels, dos voces femeninas y un piccolo es el orgánico de una composición de absorbente capacidad hipnótica y ejemplar para entender la composición por fases que Reich desarrolló en sus primeros años creativos. No imaginamos el impacto, la controversia y hasta la corrosión ideológica en muchos próceres de la modernidad que debió producir la audición de una obra como esta en la Alemania de la Escuela de Darmstadt. Pero, y esto es más importante, su fuerza sigue hoy tan o más vigente que entonces. Entre otras cosas porque, por más que el minimalismo perviva en la desvirtuación a la que lo han llevado muchos de sus principales instigadores, casi nadie se atreve a componer hoy una obra como Drumming. Ojo, casi nadie… Michael Gordon compuso en 2009 la imponente y repetitiva Timber, para seis percusionistas tocando simantras.
Hubo, en la interpretación que centra estas líneas, momentos extraordinarios como toda la secuencia en torno a las tres marimbas, la incisiva aportación del piccolo (a cargo de Julia Collins), la esmerada coreografía de entradas y salidas de los músicos y el impactante y bien graduado clímax final. En el lado de las imprecisiones, excesivos roces de baquetas en la primera sección y unas voces femeninas que deben fundirse con el entramado y resultaron demasiado presentes debido a una mala calibración de la sonorización. Pero nada de esto empañó ni la conmoción de experienciar una música como esta en vivo ni el enorme mérito de los músicos implicados.
Ismael G. Cabral