Schumann, reorquestado por Mahler

SCHUMANN: Sinfonías 1 & 2 (reorquestaciones de Gustav Mahler) /ORF Vienna Radio Symphony Orchestra. Dir.: Marin Alsop / NAXOS

Las sinfonías de Robert Schumann son enormemente influyentes, si bien se interpretan relativamente poco. Se ha dicho que presentan ciertos problemas en cuanto a la escritura instrumental, pero el principal inconveniente es la ausencia de una gran melodía que la gente pueda tararear de camino a casa. Schumann crea grandes temas, no grandes melodías. De vez en cuando (en el movimiento inicial de la Primera sinfonía, por ejemplo) los temas son lo suficientemente grandes como para que podamos calificarlos de portentosos, aunque pueden sonar pretenciosos en la repetición. De las cuatro sinfonías, sólo la tercera tiene un verdadero atractivo para el público.

Sin embargo, no se puede ignorar a Schumann. Fue una influencia decisiva para Johannes Brahms, quien también escribió cuatro sinfonías, aunque él sí que dotó a cada una de ellas de al menos un elemento de lucimiento. También ejerció una imperiosa fascinación sobre Gustav Mahler, quien supo ver los defectos de la escritura de Schumann y pensó que podía corregirlos. En aquella época, los directores de orquesta se arrogaban el derecho de cambiar la música que, según ellos, no acababa de funcionar.

Lo primero que hizo Mahler fue revertir un cambio que Mendelssohn había implementado en la fanfarria del inicio de la Primera, devolviéndola al tono original previsto por el compositor (Mahler debía tener más fe en sus trompetas). Otras alteraciones son más sutiles, aunque no menos reveladoras, tanto en lo que respecta a las debilidades de Schumann como a las ideas de Mahler acerca de cómo debe sonar una orquesta romántica. Cabe preguntarse si la idea del arranque de su Quinta sinfonía la tomó de la Primera de Schumann.

Marin Alsop y la Orquesta de la Radio de Viena ofrecen lecturas muy líricas de las dos primeras sinfonías en la reorquestación de Mahler. El hecho de que los movimientos centrales carezcan de garra es sin duda culpa del compositor, no de los intérpretes. También Brahms escribía increíbles movimientos de apertura y cierre, perdiendo a veces intensidad en las partes intermedias. Como una tostada quemada a la que se le quitan los trozos negros, Schumann no es redimido por la intervención de Mahler, pero se hace más apetecible. Estoy deseando escuchar lo que ocurre con la Tercera, la favorita del ciclo