SANTANDER / Pablo González: el valor del estilo
Santander. Palacio de Festivales. 5-VIII-2021. 70º Festival Internacional de Santander. Dmytro Choni, piano. Orquestra Sinfónica de RTVE. Director: Pablo González. Obras de Chopin y Shostakovich.
Después de dar sus primeros pasos de la mano de Gustavo Gimeno, la Filarmónica de Luxemburgo y dos solistas tan grandes como radicalmente diferentes, Yuja Wang y Julian Rachlin, el Festival de Santander recibió a una ORTVE es muy buena forma, compacta y equilibrada, que transmitió en todo momento confianza, cercanía y una imagen luminosa de su relación con Pablo González. De vuelta, el asturiano parecía transmitir a la orquesta cuán única la ve, su pasión por la música unida a la emoción por hacerla en el momento, la atracción del estilo, la autenticidad y la profundidad sustentadas en una carrera calibrada con mimo y gran inteligencia. No hubo más que ver cómo abordó la introducción del Concierto para piano n° 2 de Chopin, dando el máximo de lo que tenía y aprovechando hasta el último resquicio de belleza, aunque fuera una belleza deslucida, en colores grisáceos, como siempre en el Chopin orquestal.
Tan pronto como Dmytro Choni tocó los primeros acordes del piano su poderío quedó al descubierto de todos, y a lo largo de la pieza entera se mostró como un músico sobrio y elegante, capaz de desentrañar la personalísima escritura de Chopin de manera precisa, sugerente y sutil, la expresión interior de quien “toda su vida se estuvo muriendo” (Berlioz). Tan humilde sobre el escenario como debió de serlo el compositor, tan concentrado y metido dentro de la música, especialmente en sus recovecos más poéticos, el último ganador del Paloma O´Shea apenas alzaba la mirada para advertir que González seguía allí, pendiente de cuanto contaba en el piano y ofreciéndole un acompañamiento modélico.
Fue después del turno de la Novena de Shostakovich, la asombrosa y sorprendente Novena, tan distinta de lo que en el momento de estrenarse (1945) se esperaba del compositor. Ligera y sencilla, de ascendencia clásica, como si no perteneciera al mundo de entonces, permitió a González dar una nueva lección de estilo y a la RTVE alardear no solo de solistas de primera clase (la voz íntima del clarinete en el Moderato, los recitativos del fagot como ecos del pasado en el Largo) sino también de un conjunto unido en su diversidad, en la suma de sus individualidades y en la búsqueda del sonido Shostakovich, tan original y propio como su irreverente personalidad.
Asier Vallejo Ugarte
(Foto: Pedro Puente Hoyos)