SAN SEBASTIÁN / La Quincena se tornó británica: ‘From far, from eve and morning’
San Sebastián. Museo de San Telmo. 13-VIII-2023. Quincena Musical Donostiarra. Francisco Fernández-Rueda (tenor), Andoni Mercero (violín), Susana García de Salazar (piano), Trío Nacedo (Lidia Serra-violín, Inés Moreno-viola, Clara Muñoz-violonchelo). Obras de R. Vaughan Williams, Teresa del Riego, Frank Bridge y Elizabeth Maconchy.
Inhabitual, delicioso y bien concebido el programa que tuvimos la ocasión de escuchar el pasado día 13 de agosto en el claustro de San Telmo en el marco del Ciclo de Música de Cámara de la Quincena Musical. La pianista Susana García de Salazar, el tenor Francisco Fernández-Rueda y el Trío Nacedo, devenido en cuarteto gracias a la impagable participación de Andoni Mercero como primer violín, ofrecieron una velada completamente británica con obras de Vaughan Williams, Frank Bridge y dos compositoras desconocidas y realmente interesantes: Teresa del Riego (hija de españoles) y Elizabeth Maconchy. Comentaba a la salida con algunos asistentes que a la música británica le pasa un poco como a la española pero por razones distintas: parece que sólo los oriundos la pueden, saben o quieren interpretar. Por suerte la cosa va cambiando y abriéndose (incluso en nuestra mentalidad) y lo mismo que cualquier músico, venga de donde venga, interpreta a Brahms con toda naturalidad, ahora cada vez hay más grabaciones “internacionales” de Falla o Albéniz y no digamos de Britten, Ireland o Walton, por citar algunos otros.
Aún así, insisto, no es habitual por estos pagos disfrutar de un conjunto de obras así y por ello es doblemente meritoria la iniciativa de Susana García De Salazar como impulsora del proyecto a partir de una de las partituras de Vaughan Williams, que le llevó a completar el programa atendiendo también a esa preocupación suya por dar a conocer el legado de mujeres compositoras, como explicó desde el estrado. El programa se abrió con una de las canciones más conocidas de Vaughan Williams, The Vagabond, la primera de las Songs of the Travel sobre poemas de R.L. Stevenson. El tenor Francisco Fernández-Rueda imprimió con adecuación ese carácter entre decidido y heroico del vagabundo que marcha sin saber muy bien a dónde sobre ese acompañamiento impenitente que García-Salazar mantuvo con firmeza. Rondel tiene un carácter mucho más lírico, que Fernández-Rueda supo transmitir dando ya muestras claras de la versatilidad de su canto, para terminar este primer bloque con The Spanish Ladies, una de las Five English Folksongs. En ellas, como fiel reflejo al título de la canción y también del ciclo, Vaughan Williams aúna el folclore inglés, con esas armonías tan teñidas de modalidad, y un ritmo vagamente evocador de lo español. Muy bien trasladado ese carácter gracioso sin pasarse y ese ritmo nervioso sin excesos por parte de ambos intérpretes. Hay que reseñar que Fernández-Rueda posee una técnica sólida, una afinación impecable y una variedad de registros importante, además de una buena dicción inglesa.
Siguieron tres canciones de Teresa Clotilde del Riego (1876-1968), de quien la autora de estas líneas ignoraba absolutamente todo. Les invito a hurgar un poco en internet porque no sólo procedía de una familia leonesa con importante implantación en el mundo de la relojería en Londres, sino que tuvo una vida muy interesante y una muy prolífica actividad como compositora –para la que mantuvo su nombre español de soltera– y un enorme éxito durante décadas en Gran Bretaña. Precisamente las tres obras interpretadas O dry those tears, Thank for a Garden y Homing cosecharon en su día grandes elogios, múltiples ediciones y son aún conocidas y reconocidas en la Pérfida Albión. Se trata de una música muy bien escrita, muy bien pensada para la voz (ella misma era una más que apreciable cantante, además de pianista y violinista), de gran vuelo lírico y llena de matices y hondura, que fue estupendamente trasladada por García de Salazar y Fdez.-Rueda.
El Trío Nacedo, formado por las jovencísimas Lidia Sierra, Inés Moreno y Clara Muñoz junto a Andoni Mercero tomaron el relevo para interpretar las bellísimas Noveletten H44 de Frank Bridge. Violinista primero y violista después, integrante de un conocido cuarteto, se trata de la primera obra compuesta para esta formación por el inglés en 1904. Partitura que bebe evidentemente de la música de Fauré tanto en el aspecto armónico como en el tratamiento de las texturas o en ese lirismo volátil, se trata de una música que atrapa inmediatamente por su variedad, su buen gusto, su concisión y su inspiración melódica, aspectos que fueron debidamente apreciados gracias a la espléndida prestación del Trío +1. Perfecto equilibrio, hermoso y pleno sonido en cada instrumento, compenetración absoluta y gran dominio de las dinámicas.
La siguiente obra también supuso un feliz descubrimiento: el Cuarteto nº 3 de Elizabeth Maconchy (1907-1994), otra autora cuyo nombre me era completamente ajeno y que tiene una obra considerable en cuanto a cantidad y, en vista del nivel de este tercer cuarteto –trece compuso– también de gran calidad. He comprobado con alegría que nuestro compañero y amigo Martín Llade le dedicó su programa Sinfonía de la Mañana el pasado 28 de marzo, así que si sienten curiosidad, no dejen de acudir a la página web de RTVE. Alumna de Vaughan Williams e influida por Bartok y por Janacek, tras sus estudios en Praga, sin llegar a obtener un éxito popular sí que fue reconocida en el mundo de la composición y recibió muchos encargos tras la 2ª Guerra Mundial. En cuanto a la obra que nos ocupa, se trata de una partitura sorprendente en la que, efectivamente, se puede apreciar esa influencia de Bartok y también su gusto por el contrapunto. Todo parte de una simple célula consistente en un semitono y su inversión, la séptima, y a partir de esa célula, va organizando toda una estructura en un movimiento, jugando con las diferentes densidades del cuarteto y sus combinaciones, así como con diferentes motivos rítmicos y cierto recursos tímbricos. Tuvimos la suerte de escuchar una espléndida versión en manos de este cuarteto que dio una lección de compenetración, de implicación con la partitura y de verdadera comprensión del estilo y en la escritura de la autora. Una vez más, destacar el perfecto equilibrio y la belleza de sonido como conjunto. Auguramos lo mejor a estas tres jóvenes intérpretes componentes del Trío Nacedo, cuya trayectoria va estando jalonada de premios y éxitos tanto en lo individual como en su recorrido juntas.
Para cerrar el concierto, las maravillosas y estremecedoras canciones On Wenlock Edge de Vaughan Williams para cuarteto de cuerda, piano y voz, escritas en 1909 bajo el influjo de los tres meses que pasó un año antes estudiando con Ravel. La totalidad de los intérpretes de la noche se unió en el escenario para regalarnos una interpretación llena de matices: desde la evocación de ese viento terrible de la canción que da título al ciclo, sobre el que la voz de Fdez.-Rueda nos representó tanto al terrateniente como a la figura ya desvanecida del romano con gran adecuación de carácter; pasando por esa especie de confrontación entre melancolía serena y recuerdo doloroso de From far, from eve and morning, representados por dos bloques instrumentales; o ese diálogo entre el fantasma y el amigo que le da cuentas de cómo va todo lo que dejó en este bajo mundo, que alcanzó muy altas cotas de emoción en la versión contenida pero desgarradora del tenor, perfectamente acompañado por ese quinteto cuya partitura es casi un melodrama (en el sentido musical del término); o la más directamente “raveliana” Bredon Hill, de la que extrajeron todos los colores y esos ambientes tan peculiares, entre extáticos y volátiles que la escritura exige para rodear a la voz, que una vez más, nos cuenta una historia que vamos descubriendo fantasmagórica, en el colmo de lo inglés. Hay que reconocer que Fdez.-Rueda encontró magníficamente la expresión justa entre esa especie de dolor incontenible y de parálisis progresiva ante la disolución espectral. La última pieza, Clun, que termina el ciclo de forma melancólica y reposada, fue especialmente apropiada para terminar una velada lluviosa y musicalmente magnífica reflexionando sobre la vida y sobre este estupendo recital.
Ana García Urcola