Ravello dedica a Wagner un espectáculo y un largometraje
Un 26 de mayo de 1880 Richard Wagner llegaba al pueblo italiano de Ravello, en la Costa Amalfitana. La leyenda dice que el compositor quedó tan deslumbrado por la belleza de aquellos paisajes mediterráneos, y en especial por los jardines de Villa Rufolo, que los plasmó en la descripción musical del jardín de Klingsor. En realidad, por aquel entonces el compositor ya había terminado la partitura de Parsifal. Lo que sí hicieron Wagner y sus colaboradores fue inspirarse en esos parajes para realizar las escenografías del segundo acto de su última ópera.
Wagner no es el único artista relacionado con Ravello. El escritor norteamericano Gore Vidal tuvo en Ravello una mansión, La Rondinaia, muy frecuentada por celebridades del mundo del espectáculo y la cultura; André Gide ambientó en estos mismos lugares la acción de su novela El inmoralista, y D. H. Lawrence escribió allí parte de su novela El amante de Lady Chatterley. Pero no cabe duda de que fue Wagner quien dejó la marca más profunda en la historia de la ciudad. En su honor, desde 1953 se celebra en Ravello un festival veraniego.
Para conmemorar los 140 años de la visita de Wagner, el pasado 26 de mayo se realizó en Villa Rufolo un espectáculo a puerta cerrada ideado por Alessio Vlad, director artístico del Festival Ravello, y filmado por las cámaras del director Gino Aceva. Participaron en el rodaje la bailarina Eleonora Abbagnato, la soprano Carmen Giannattasio, el pianista Maurizio Agostini y el actor Alessandro Preziosi. Abbagnato bailó en los jardines de Villa Ruffolo una coreografía sobre la música del preludio de Parsifal, mientras que Giannattasio –quien sustituía a la inicialmente prevista Sonya Yoncheva– cantó un aria de Lohengrin y “Casta Diva” de la Norma Bellini, una ópera muy querida por Wagner.
El espectáculo será el punto de partida de un largometraje dedicado a Wagner, financiado por la Fundación Ravello, el Ayuntamiento y la Región Campania.