PARMA, VERDI FESTIVAL 2024 / Un Verdi universal, con un tema desgraciadamente actual
Parma. Teatro Regio. 26-IX-2024. Ernesto Petti, Lidia Fridman, Michele Pertusi, Luciano Ganci. Orquesta Filarmónica Arturo Toscanini y Coro del Teatro Regio de Parma. Dirección musical: Roberto Abbado. Dirección escénica: Pierre Audi. Verdi: Macbeth (versión francesa, 1865)
El Festival Verdi ha inaugurado la edición de este año con una inusual propuesta: la versión francesa de Macbeth. En 1865 Verdi recibió de París el encargo de una nueva producción de su ópera, estrenada casi veinte años atrás (en 1847 en Florencia). Parecía una labor fácil, añadir el típico ballet y revisar algún detalle del encaje de la traducción, pero cuando abrió la partitura se sorprendió. Escribió a Ricordi que necesitaba más tiempo, ya que había encontrado “piezas débiles, otras con falta de carácter, e incluso algunas que debían ser eliminadas”. El resultado fue una profunda revisión, el cambio del final y el añadido de momentos especiales como el aria de Lady Macbeth al inicio del acto segundo (Douce lumière… que ha quedado en la versión italiana como La luce langue). Cambios que llevan a una mayor profundidad dramática, como en el famoso coro de los exiliados escoceses (O patrie! O noble terre! el Patria oppressa de la versión italiana), que pierde el carácter nacionalista para mostrarnos el brutal sufrimiento del pueblo obligado a soportar la guerra.
Curiosamente esta es la versión, en italiano y sin el ballet, que se escucha habitualmente. Una de las grandes obras de Verdi, que sintetiza la espontaneidad de su estilo inicial (la mágica escena del sonambulismo estaba ya en 1847) con la búsqueda de un sonido oscuro adecuado para una gran tragedia. Esta versión francesa nos muestra claramente el carácter internacional de Verdi, ya que reúne una de las grandes obras shakespearianas junto al impulso de la tradición operística italiana y la profundidad teatral francesa. Hay que felicitarse que sea en Parma, en la provincia en que nació, donde se refuerce esta visión de un Verdi europeo, renunciando a cualquier atisbo del rancio nacionalismo al que tanto estamos propensos en la actualidad.
Pierre Audi ha realizado una puesta en escena elegante y sencilla, con una cuidada iluminación oscura y un vestuario que nos lleva a la Italia de la Primera Guerra Mundial. Algunas ideas sugerentes, aunque no muy originales, pierden fuerza por esta elegancia. Incluso no terminan de entenderse, como la visión de la sala del propio Teatro Regio como espejo del público o los fantasmas de los niños en el acto final. Quizás se podía haber esperado algo más dramático para una historia que muestra el lado más terrible del ser humano. Acertada es la ambigüedad del final, que matiza la triunfal música al mostrarnos que los soldados de los dos bandos son los mismos y que incluso ese uniforme de bersaglieri de los vencedores conduce fácilmente al posterior mundo del fascismo. Bien resuelto el ballet, integrado en la historia con la presencia de la pareja protagonista, que participa en una especie de delirio surrealista movido por solo cuatro bailarines.
El reparto fue bastante equilibrado, asimilando bien el cambio de idioma en papeles que han cantado repetidamente. Sin duda ha habido un cuidado trabajo de dicción en los ensayos. Ernesto Petti, un prometedor barítono italiano con gran presencia escénica, manejó bien los colores de la voz en su rico papel protagonista. Excelente la Lady Macbeth de Lidia Fridman, una voz con carácter y muchos cambios, que resulta muy adecuada al difícil rol de la malvada reina. Banquo fue Michele Pertusi, parmesano y bien conocido en este festival, que siempre ofrece solidez en los repartos. En el papel secundario del tenor estuvo Luciano Ganci, cuya voz algo estentórea no supo sacar partido a su aria del final.
La función fue redonda por la soberbia dirección de Roberto Abbado, que controló todos los detalles del foso y el escenario. De la orquesta supo sacar colores muy diversos, como los incisivos acentos de las escenas de las brujas, la oscura profundidad de los registros graves o el impulso de los ricos acompañamientos verdianos. Sin duda es una versión de referencia, que lleva madurando desde que tuvo ocasión de grabarla en las representaciones de 2020, que tuvieron que ofrecerse en concierto al aire libre. Igualmente, el coro tuvo un magnífico desempeño, facilitado por el carácter estático de la puesta en escena. En definitiva, una propuesta que nos muestra que estamos ante una de las obras maestras del repertorio operístico. Verdi no solo encontró momentos débiles en su partitura sino también otros de gran fuerza dramática que mantuvo, en una obra que le gustaba ya que Shakespeare era una referencia de su dramaturgia. Al espectador actual, el idioma francés proyecta este Macbeth a una nueva dimensión, al separarnos de cualquier tradición interpretativa y descubrirnos su actualidad.
Víctor Sánchez Sánchez
Fotos: Parma Festival