PARÍS / Un brillante Pene Pati inflama ‘La bohème’ en el Théâtre des Champs-Elysées
París. Théâtre des Champs-Elysées. 22-VI-2023. Selene Zanetti, Pene Pari, Alexandre Duhamel, Francesco Salvadori, Guilhem Worms, Amina Edris, etc. Orchestre National de France. Chœur Unikanti. Maîtrise des Hauts-de-Seine. Dirección: Lorenzo Passerini. Puesta en escena y escenografía: Eric Ruf. Puccini: La bohème.
La bohème, cuarta ópera de Giacomo Puccini y una de las más merecidamente populares del conjunto del repertorio lírico, ha sido objeto de una producción inédita y brillante, una propuesta del Théâtre des Champs-Elysées para concluir su temporada 2022-2023. La puesta en escena y la escenografía de Eric Ruf son un auténtico marco de lujo al servicio de la obra y de las intenciones de los autores, incluidos tanto el novelista (Henri Murger) como los libretistas (Giuseppe Giacosa y Luigi Illica), y desde luego el compositor.
Al fondo del escenario, en los actos extremos, Marcello pinta en tamaño natural y sin reamente avanzar en su trabajo, el telón de escena de la Comédie-Française, de la que Eric Ruf es el actual administrador general. La dirección de actores, cuidada al detalle, transforma los cantantes en auténticos actores, con lo que forman una auténtica compañía que emana una verdadera convivencia. Los trajes coloridos y adecuados del célebre modista Christian Lacroix participan de la veracidad de la acción, lo mismo que las luces de Bertrand Couderc, que enaltecen no solo los decorados de Ruf, sino también el vestuario y los personajes, incluido el pueblo de París y los ruidosos juerguistas del Café Momus en el segundo acto. El reparto es arrebatador, cada papel está encarnado con autenticidad, incluso secundarios como el Alcindoro/Benoît de Marc Labonnette y el Parpignol de Rodolphe Briand.
Los protagonistas principales están asumidos de manera soberbia. Empezando por el impresionante Rodolfo del tenor samoano Pene Pati, de timbre luminoso y con un canto natural y fluido digno de un Luciano Pavarrotti, radiante de juventud. El barítono francés Alexandre Duhamel es un Marcelo magistral, voz plena y de gran elegancia; el barítono italiano Francesco Salvadori (Schaunard) y el barítono-bajo francés Guilhem Worms (Colline) completan con osadía el cuarteto de artistas impecunes, mientras que Amina Edris, voz de terciopelo, sólida y endulzada, despliega una ardiente Musetta. Nos queda la Mimi de Selene Zanetti, conmovedora, fogosa, generosa, si bien su voz en una pizca oscura, con agudos a veces tensos, el vibrato algo amplio. El Coro Unikanti, del que surgen tres brillantes solistas (el aduanero de Théo Kneppert, el sargento de Arthur Cady, el vendedor ambulante de Simon Bieche) y la Maîtrise (coro de niños) des Haut-de-Seine están en su sitio de manera perfecta y participan con alegría en el acto II. Bajo la dirección ágil y expresiva del joven director lombardo Lorenzo Passerini –que sin duda conoce y practica mejor que nadie el famoso consejo de Richard Strauss a los jóvenes directores de orquesta: “No mire nunca a los trombones, con eso no hace más que envalentonarlos”–, que asocia con gran equilibrio el drama y lo bufo, la Orquesta Nacional de Francia logra exaltar este “boccato di cardinale” que es esta partitura de orquesta con sonoridades de seda, envolventes, juiciosamente carnales.
Bruno Serrou
(foto: Vincent Pontet)