Pablo González, la desvergüenza de un fin
Como tantas otras orquestas españolas, la Sinfónica de RTVE sufre la lacra de una gestión aprofesionalizada e incluso politizada. El último revés ha sido el anuncio de la no renovación de su titular Pablo González tras apenas dos años de un ejemplar trabajo que ¡por fin! pudo comenzar a poner lógica, razón, orden y concierto en la gestión artística de una formación sinfónica tradicionalmente maltratada hasta la humillación profesional y laboral. La inexplicable, inexplicada e irresponsable no renovación de Pablo González ya se iba cuchicheando por los pasillos de la casa a boca cerrada casi desde el mismo día en que tomó tomo posesión como titular, el 1 de septiembre de 2019.
El director gerente, Manuel Ventero Velasco, siempre le hizo la vida hostil, y nunca disimuló, ni en público ni en privado, su voluntad de importar como titular al maestro Christoph König, un director de intachable trayectoria, desplazado en su día en la Filarmónica de Gran Canaria por el entonces bien apadrinado Pedro Halffter, paradójicamente representado en España por el mismo agente de Pablo González, Humberto Orán. La historia, la triste historia, se repite hoy con los protagonistas cambiados.
Sorprendentemente, ahora, en el Monumental, en esta nueva “repetición”, el bien “apadrinado” es el maestro dresdeniano, quien desde hace tiempo mantiene, según sus propias palabras, “una larga y estupenda relación” con la orquesta. Manuel Ventero Velasco, nombrado director gerente en septiembre de 2018, apenas un año antes de que Pablo González asumiera de facto la titularidad, se encontró sobre la mesa el compromiso del contrato inminente de Pablo González. Una vez más, como ha ocurrido con la reciente renovación de David Afkham en la Orquesta Nacional, la decisión se ha tomado y sustanciado de espaldas a los propios músicos. La eterna canción.
Bochornoso resulta, también, que el anunció de la no renovación de González se haya hecho coincidir con el acto de la presentación de la temporada 2021-2022, de la que aún es responsable el propio González. También que al mismo asistiera como espectador el propio König, que incluso tuvo la descortesía de intervenir. Tremenda y bien significativa fue la franca y directa respuesta de Pablo González al ser preguntado por el agudo y siempre incisivo Arturo Reverter por las razones por las que no seguirá como titular: “Pues no lo sé. Yo creo que siendo Manuel Ventero quien toma la decisión, mejor que lo explique él”. Y el gerente solo balbuceó palabras hueras.
No sorprenden por todo ello las palabras “cabreadas” de músicos y aficionados que ya circulan por las redes. “Con sorpresa y decepción leímos un correo electrónico hoy hace una semana que Pablo no seguiría con nosotros. Ni nos han preguntado. Tampoco sabemos las razones de su no renovación, esta delegación es muy oscura y gestionan a golpe de mando. Nos sentimos cabreados, poco valorados, maltratados, ninguneados y para una vez que la mayoría está a gusto con el director van y te lo quitan, esto es un despotismo total. ¡La España de pandereta, pan y toros!”. Más claro, agua.
Con la salida de Pablo González se interrumpe y frustra uno de los periodos más dulces, efectivos y prometedores de la historia desde la fundación de la ORTVE en 1965. Un nuevo mazazo en la gestión orquestal en un país en el que la excepcional subida del nivel profesional y artístico de sus músicos, auditorios y teatros no se ha visto en absoluto correspondida con la profesionalización de una gestión desempeñada generalmente por aficionados o enchufados políticos. ¡Triste España! La no renovación de Pablo González supone la desvergüenza de un fin.
Justo Romero