OVIEDO / Un ‘Requiem’ luminoso a cargo de la Oviedo Filarmonía, El León de Oro y Kup Taldea
Oviedo. Auditorio Príncipe Felipe. 9-V-2021. Vanessa Goikoetxea, soprano. Enrique Sánchez Ramos, barítono. El León de Oro. Maestro de coro: Marco Antonio García de Paz. Kup Taldea. Maestro de Coro: Gabriel Baltés. Oviedo Filarmonía. Director: Lucas Macías. Brahms, Un réquiem alemán.
Un réquiem alemán (Ein deutsches Requiem) de Brahms es, sin duda, una de las piezas más destacada del repertorio sinfónico-coral del Romanticismo. Se trata de una obra alejada de las tradicionales misas de difuntos en cuanto a su forma y fondo, pues es más bien de una reflexión sobre la muerte y se aleja de los textos de la liturgia en favor de otros de las Sagradas Escrituras utilizados además en lengua vernácula; una obra cuyo dramatismo alcanza, hoy más que nunca, un sentido más profundo.
A lo largo de los siete movimientos que conforman esta extensa obra, es el coro el absoluto protagonista de la partitura, que en esta ocasión fueron dos: El León de Oro y Kup Taldea, ambas agrupaciones de calidad incuestionable por separado que, unidas en una sola para este evento, conformaron un orfeón de características superbas. Su presentación con Selig sind, die da Leid tragen (Bienaventurados los que padecen) epató a la audiencia por la extremada delicadeza de su ejecución y el magnífico empaste de la masa coral. Este movimiento contrastó con el siguiente Denn alles Fleisch (Porque toda carne), donde la presencia vocal de las agrupaciones se hizo contundente, mostrando además su increíble ductilidad al doblegarse a los requerimientos de Lucas Macías y dar cuenta de una amplia paleta de matices.
El magnífico trabajo de los maestros de coro, Marco Antonio García de Paz de la agrupación asturiana y Gabriel Baltés de la vasca quedó patente a lo largo de toda la velada. In extremis se incorporó al concierto el barítono Enrique Sánchez Ramos para sustituir a ultimísima hora al previsto inicialmente, Lauri Vasar. Interpretó con intención su parte, más templado en la segunda de sus intervenciones Denn wir haben hie keine bleibende Statt (Pues no tenemos en la tierra una morada permanente), aunque hubiera sido deseable una voz de mayor presencia y menor dependencia del director.
La otra solista de la noche, Vanessa Goikoetxea, que también sustituyó a la inicialmente prevista Genia Kühmeier, deleitó a la audiencia en Ihr habt nun Traurigkeit (Ahora estáis afligidos) con su bellísima voz, muy flexible y rica en detalles expresivos. El director de la Oviedo Filarmonía, una vez más de memoria, ofreció una versión refinada y muy emotiva, llena de detalles, especialmente en su trabajo con el coro. El minuto de silencio final redondeó una velada para el recuerdo.
Nuria Blanco Álvarez