PAMPLONA / OSN: subito con forza
Pamplona. Auditorio Baluarte. 23-II-2023. Orquesta Sinfónica de Navarra. Director: Perry So. Obras de Unsuk Chin, Mozart y Brahms.
La OSN inició el concierto nº 7 de la temporada de abono con la obra de Unsuk Chin, subito con forza, cuyo título representa dos acciones musicales que dependen en buena parte del acto interpretativo, en este caso, la capacidad de una orquesta de interpretar (que no ejecutar) las intenciones musicales del compositor. Más allá de la obra en sí misma, semejante a un `estudio orquestal´, donde la OSN hizo una perfecta lectura de la gama de sonidos y contrastes de la obra, su inclusión en el programa tenía interés desde el punto de vista de la proyección del sonido a través del tiempo.
Casi 100 años separaban el estreno de la Sinfonía 38 de Mozart de la Sinfonía nº 4 de Brahms. Una línea de tiempo que marca diferencias estéticas, estilísticas y en última instancia sonoras. Este último aspecto era algo evidente en el curso diacrónico de la historia y, sin embargo, no es tan obvio en un momento en el que la multiculturalidad y las industrias creativas y culturales han sido factores importantes para homogenizar el sonido de muchas orquestas, quitándoles características particulares. Por ello, la programación en concierto de estas dos obras adquiere una especial relevancia cuando observamos que una misma orquesta es maleable en su proyección sonora.
De entrada, Perry So (que dirigió todo el concierto sin partitura), dispuso la orquesta de una manera más romántica, colocando las violas contra los primeros violines y los chelos casi en frente del director. Además, la cuerda se vio reforzada en atriles para poder agarrar el peso profundo de los arcos en Brahms. De algún modo, esto determinó que la interpretación de la Sinfonía Praga sonara en algunos momentos con una intensidad que parecía preludiar la obra de Brahms. En el tercer movimiento, la velocidad que impuso Perry So hizo que la música sonara más ligera y distendida, con unos gestos del director que igualmente bajaron en intensidad respecto a los movimientos anteriores.
Conceptualmente, las dos sinfonías contienen una paleta de tópicos expresivos muy variada. En Mozart podemos percibir el estilo sentimental, el tópico pastoral, el drama, la fanfarria, etc., todo ello en momentos musicales que pasan muy deprisa. Por su parte, en la sinfonía de Brahms está presente el drama, el ímpetu, el anhelo, la vitalidad, la intensidad e incluso la turbulencia (especialmente en el final arrollador). Dejando a un lado, las complicaciones técnicas de interpretar ambas obras, controlar bien toda esa variedad expresiva es un reto sin duda muy difícil. En conjunto, la sinfonía de Brahms consiguió calibrar mejor los contrastes sonoros y hubo momentos muy hermosos, destacando el pasaje más lento del último movimiento en el que al solo de flauta sigue el clarinete y los metales. Xavier Relats (primer solista de flauta) reveló una vez más que es un gran intérprete, con un sonido y expresividad elogiable.
Marcos Andrés Vierge
(Foto: María Jiménez Gorjón)