Netrebko y las medidas ‘estúpidas’ de protección

En estos ya largos días de parálisis pandémica de todo evento musical, es palpable una más que comprensible ansiedad por retomar la actividad lo antes posible. Pero, con el virus causando aún demasiados muertos al día, demasiadas hospitalizaciones y demasiados casos de recuperación incierta por secuelas que aún no han terminado de dar la cara, parece aconsejable que el retorno a la actividad se haga en las mejores condiciones de seguridad. En el caso del público parece que las medidas de distancia recomendada (lo que obliga a reducir el aforo), mascarilla e higiene, añadidas a la necesaria recogida de información para asegurar el debido rastreo de posibles contagios, deberían ser suficientes. En el caso de músicos y cantantes la cosa está menos clara.
Ha habido en las últimas semanas una proliferación de “experimentos” (ninguno publicado donde se supone que deben serlo estas cosas, esto es, en revistas científicas) seguidos de protocolos de seguridad elaborados a partir de dichos experimentos, casi todos ellos considerados “preliminares”. Desde el solicitado por siete orquestas berlinesas (https://www.wienerzeitung.at/nachrichten/kultur/klassik/2059818-Orchester-Regeln-der-Berliner-Charite.html), que aconseja distancias de seguridad entre los músicos, hasta el de la Filarmónica de Viena, muy difundido estos días con un entusiasmo que puede parecer a algunos excesivo por atrevido, y que concluye de manera tajante y bastante osada (con la validación por un notario como insólito sello de validez científica) que “es casi imposible contagiarse en el escenario”, pasando por el de la Universidad de Munich (https://www.kath.ch/newsd/infektionsrisiko-beim-chorsingen-begrenzt/), que defiende que los cantantes deben situarse a 1,5m y que hay que andar con ojo con la flauta travesera, porque expulsa el aire a bastante distancia, tenemos una variedad de estudios “preliminares”, cada uno con diferentes conclusiones.
Así las cosas, da la sensación de que, a falta de evidencia concluyente, se están poniendo en marcha protocolos de retorno a la actividad que, por precipitación, podrían estar exagerando las medidas de seguridad o tal vez (¿la Filarmónica de Viena?), corriendo el riesgo de quedarse cortos, con las implicaciones que ello podría tener para la salud de los músicos.
Hace unos días, se reabrió en Wiesbaden el Hessische Staatstheater, con una velada liederística y estricto protocolo de distancia para el público. La foto, difundida en redes sociales, ha llegado a la famosa Anna Netrebko, que ha reaccionado con una furibunda crítica a la misma en su Instagram (https://www.instagram.com/p/CAYMqBWHwwO/), considerando las reglas estúpidas y solicitando su inmediata eliminación.
Con todo respeto, la admirada soprano rusa tal vez debería darse una vuelta por algún hospital, alguna UCI o charlar un rato con alguno de los enfermos de Covid que a duras penas han salido del trance y tardarán meses en recuperarse, si es que lo hacen del todo. Pretender un retorno de la actividad es no solo legítimo sino necesario. Pretender hacerlo sin las debidas medidas de seguridad es, lo siento, temerario.
Rafael Ortega Basagoiti