Muriel Romero presenta su proyecto para la Compañía Nacional de Danza
La nueva directora artística de la Compañía Nacional de Danza, Muriel Romero, presentó en los locales de la propia institución su proyecto para los próximos cinco años, dando énfasis a temas como el feminismo, la música contemporánea, la inclusión y la entrada de proyectos de creación actual que se distancian del repertorio convencional. Romero también mencionó su intención de montar un gran ballet narrativo del siglo XX: Oneguin, creación de John Cranko sobre músicas de Chaikovski en los hoy legendarios arreglos y orquestaciones de Kurt-Heinz Stolze que encargara en su día el coreógrafo.
Muriel Romero (Murcia, 1972) fue nombrada por el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música [INAEM] directora artística de la Compañía Nacional de Danza [CND] el pasado mes de julio por un periodo de 5 años (prorrogables otros 3, según la regla estatutaria ministerial por la que se rige) en sustitución de Joaquín de Luz, que llevaba un lustro al frente de la agrupación titular española de ballet. Tras el traumático e intempestivo cese de De Luz, se produjo un vacío que provocó el desconcierto dentro y fuera de la profesión del ballet, ya que, a la vez, cesaron los contratos de todo el anterior equipo gestor y de 25 artistas bailarines (en la práctica, la mitad del elenco disponible). Para recuperar a esos artistas y otros nuevos que se avengan a las necesidades exigidas por la nueva línea estética que al parecer tomará el conjunto, Romero ha convocado una audición pública abierta para la primera semana de octubre donde se ofrecerá la posibilidad de ocupar 26 plazas con contratos temporales de un año de duración y renovables, se cree, según el formato contractual vigente escogido por el INAEM.
La presentación sirvió, además para que se mostrara a la prensa el nuevo equipo directivo y gestor, compuesto, en lo artístico, casi en exclusiva por mujeres: Mayda Islas (directora adjunta); Ana C. Román (asistente a la dirección artística); Violeta Gastón (maestra repetidora); Amanda del Monte (directora de producción); Pachi Cabanillas (director técnico) y Arturo Barral (gerente).
Entre otros argumentos esgrimidos y defendidos, Muriel Romero dejó claras sus líneas de actuación futuras, pero sin concretar otros títulos de programa: “Tendremos en cuenta el pasado, cultivaremos el presente y estaremos atentos a la danza del futuro”. En otro momento señaló: “Haremos convivir coreógrafos consagrados con emergentes, y es una necesidad vincular a compositores contemporáneos y sus músicas con el trabajo de la compañía”. La nueva directora artística mencionó a coreógrafos actuales de renombre global como William Forsythe, Jiri Kilian y Crystal Pite, evocando a su vez el repertorio balanchiniano, del que la CND ya contó con una decena de títulos en el pasado, como Who cares, Tema y variaciones, Concerto Barocco y Allegro Brillante, entre otros.
No se olvidó en esta presentación de mencionarse que está ya muy cerca, a menos de 5 años, el 50º aniversario de la fundación del Ballet Nacional Clásico, origen de la actual CND, así como del Ballet Nacional de España: “Tenemos ya que ir pensando en ello, qué vamos a hacer”. Con respecto a la plantilla superviviente a este último cambio cismático, Romero dijo: “Los bailarines son muy versátiles, se muestran entusiastas ante los retos y tienen una disponibilidad total a lo nuevo”. En cuanto al futuro, en la práctica, puntualizó: “La tecnología estará en la base de la interacción entre artistas y escenario. Tenemos el plan de colaborar con ingenieros y técnicos del extranjero, que vivamos cómo se hace danza en Europa”. No hubo ninguna cita ni detalles sobre presupuestos. La CND maneja unos recursos monetarios anuales bajos de sonrojo con respecto a las agrupaciones similares europeas; entre esas partidas, dispone de algo más de un millón y medio de euros para nuevas producciones y giras, lo que es aproximadamente lo mismo que cuesta una sola nueva producción hoy en día de ballets como La bella durmiente o La bayadera, por citar dos títulos canónicos de gran importancia y presencia en todos los repertorios internacionales.
La danza contemporánea entrará con fuerza en los programas de creación de las próximas temporadas, y la nueva directora mencionó explícitamente a varias artistas, creadoras y coreógrafas a las que, presumiblemente, se le encargarán obras: María José Ribot (La Ribot), Cuqui Jerez, Mónica Runde, Marina Mascarell, María Muñoz y Luz Arcas. También citó al catalán Arnau Pérez, especializado en danzas urbanas. “La Ribot, que tiene el León de Oro de la Bienal de Venecia, nunca ha pisado esta casa”, sentenció.
A preguntas sobre el llamado ‒y ansiado por el público‒ repertorio de ballet clásico académico, Romero mencionó el propósito de llevar a escena el ballet Oneguin (1965), obra narrativa de gran formato de John Cranko que precisa de un número elevado de bailarines, gran orquesta y una producción tan grande o similar al de su ópera homónima.
En cuanto al futuro inmediato, Muriel Romero dejó claro que se respetarían los compromisos adquiridos con anterioridad, entre los que están dos sólidas y exitosas apuestas de ballet romántico-académico, una de Joaquín de Luz: La Sylphide, que volverá al Teatro de La Zarzuela de Madrid en diciembre (donde ya consiguió un clamoroso triunfo llevando sus 10 funciones de la anterior temporada) y, en febrero de 2025, Don Quijote de José Carlos Martínez en el Teatro Real de Madrid. La Sylphide también se verá en Murcia el próximo mes de abril. Como propósito de enmienda Romero dijo: “Tenemos que volver a la España rural, a giras interiores allá donde se pueda bailar, como las que hacíamos cuando el ballet lo dirigía Maya Plisetskaia”.
La presentación se cerró con una demostración práctica donde 20 bailarines realizaban unos movimientos pautados, no exactamente una coreografía, sobre una improvisación de taller y respaldada por una música electrónica de Pablo Palacios, que forma parte con Romero del laboratorio experimental de movimiento y sonido Instituto Stocos, donde, hasta ahora, la nueva directora ha venido desarrollando sus creaciones escénicas y experimentos de danza.
Roger Salas