MILÁN / Christophe Rousset triunfa con ‘La Calisto’ en la Scala
Milán. Teatro alla Scala. 30-X-2021. Cavalli, La Calisto. Luca Tittoto, Markus Werba, Chen Reiss, Christophe Dumaux, Olga Bezsmertna, Veronique Gens. Les Talens Lyriques. Orquesta de la Scala. Director musical: Christophe Rousset. Director de escena: David McVicar.
La Calisto (1651), una de las óperas más fascinantes de Francesco Cavalli (y, desde 1970, una de las más representadas), ha sido puesta en escena en la Scala en una nueva producción del más alto nivel, con el apartado musical manejado con gran sensibilidad e inteligencia por Christophe Rousset. El manuscrito de La Calisto carece de cualquier indicación sobre los instrumentos y Rousset, teniendo en cuenta el tamaño de la Scala, ha utilizado 23 instrumentos (más de los que presumiblemente se utilizaban en Venecia en 1651 en el pequeño teatro de Sant’Aponal), añadiendo sólo dos flautas y cuatro cornetas a los instrumentos de cuerda y bajo continuo, y evitando así la suntuosa variedad de colores de otras producciones, con una elección sobria y pertinente en el contexto de la ópera veneciana del siglo XVII (muy diferente de la de los teatros de la corte). Algunos músicos de Talens Lyriques se han unido a nueve cuerdas de la orquesta de la Scala (con instrumentos de época).
La ambientación musical y la elección de las voces han resultado coherentes con la dirección escénica de David McVicar, al hacer justicia a todos los significados de los acontecimientos de las dos parejas protagonistas, Júpiter y Calisto (una ninfa de Diana), y Diana y Endimión. Otras producciones de La Calisto, como la famosa de Bruselas en 1993 (con René Jacobs como director musical y con Herbert Wernicke como director de escena) sólo exaltaron las situaciones cómicas y los equívocos (incluso sexuales) producidos por el disfraz de Júpiter, que aparece en forma de Diana (a la que la ninfa está consagrada) para mantener una relación amorosa con la reticente Calisto. Pero esta obra no debe leerse sólo en clave cómica: están los sufrimientos y el camino al cielo de Calisto (transformada en oso por la celosa Juno y, luego, por Júpiter en la constelación de la Osa Mayor), la renuncia melancólica de Diana y Endymión a su amor, y la exaltación, en forma alusiva, de la revolución científica del siglo XVII (Endimión es un astrónomo, algo que podría estar evocando a Galileo).
En las escenas de Charles Edwards un gran telescopio está siempre presente, Júpiter travestido en Diana es interpretado por la propia Diana (y no por Júpiter, un bajo que canta en falsete con efecto grotesco). El vestuario se inspira de manera en los trajes del siglo XVII y la representación tiene siempre una fluidez y un ritmo ejemplares. Todos los intérpretes están plenamente identificados con el estilo vocal de la época, con ese recitar cantando de Cavalli y el Seicento, y su flexibilidad para pasar de los recitativos a los ariosi o a las arias es siempre manifiesta. Destaquemos a Chen Reiss, una intensa Calisto; a Olga Bezsmertna, extraordinaria en la diferenciación escénica y vocal de los papeles de Diana y Júpiter travestido en Diana que asume, y a Christophe Dumaux, un excelente Endimión. Todos demás miembros del elenco vocal están igualmente magníficos: Luca Tittoto (Júpiter), Markus Werba (Mercurio), Veronique Gens (Juno), Chiara Amarù (Linfea) y Damiana Mizzi (Satirino).
Paolo Petazzi