Marzena Diakun: “Es nuestro deber educar, desafiar y abrir los oídos y los corazones de la gente”

La Pasion según san Lucas, uno de los hitos del catálogo de Krzysztof Penderecki en su prodigiosa mezcla de vanguardismo y tradición, es posiblemente la apuesta más ambiciosa de Marzena Diakun en su segunda temporada como directora artística y titular de la ORCAM. La directora polaca dirigirá esta compleja e impresionante partitura el día 4 en el Auditorio Nacional de Madrid y el día 6 en la Semana Religiosa de Cuenca. Para ello, a la plantilla de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid se sumarán las Jóvenes Cantoras de la ORCAM y el Coro de la Radio Polaca.
¿Cómo surgió la idea de programar esta obra por primera vez en España? ¿La ha dirigido ya con anterioridad?
Desde que empecé a planificar esta temporada, quise presentar al público madrileño una obra impresionante en su magnitud y dimensiones. Este año, además, se celebra el 90º aniversario del nacimiento de Penderecki. Así que este es un momento sublime y muy emocionante para mí, también porque dirigiré esta obra por primera vez.
Uno de los aspectos más relevantes de Penderecki es que, incluso cuando utiliza técnicas de la vanguardia, resulta un compositor muy comunicativo. ¿Cómo se refleja esto en La Pasión según san Lucas?
La Pasión de San Lucas está compuesta en la época vanguardista —en la década de los 60—, pero si se la compara con su Treno a las víctimas de Hiroshima, es una composición bastante “tranquila”. Por supuesto, aquí tenemos dos series dodecafónicas, tenemos técnicas no convencionales aplicadas a instrumentos y voces, clusters, micropolifonía, etc… Sin embargo, todos estos efectos tienen un propósito común, es decir, pintar los momentos que narra. Quizá por eso su música es tan comunicativa, porque junto con el texto representa escenas muy concretas.
¿Qué dificultades entraña una obra como La Pasión según San Lucas?
En primer lugar, está la coordinación entre todos los intérpretes y cantantes. Hay muchas partes en las que la música no está escrita en compases o, aunque lo esté, dentro del compás todas las notas tienen una duración indeterminada. Si la tocara una sola persona, no habría problema, pero si diez personas de un grupo instrumental o vocal tienen que tocarla o cantarla al mismo tiempo, tenemos que hacerla más inteligible. En otras palabras, podemos decir que nuestros momentos aleatorios están un poco más controlados de lo que aparecen en la partitura. Ensayar una partitura así me exige hablar mucho y explicar lo que significan mis movimientos.
La escritura coral es muy exigente, y el Coro de la ORCAM colaborará en esta ocasión con el Coro de la Radio Polaca. ¿Hará falta un trabajo específico?
Sí, por supuesto. Penderecki escribió esta obra para tres coros, y es necesario colocarlos a cierta distancia el uno del otro para crear un efecto estereofónico. Este tipo de distancia ya puede causar algunos problemas en la realización vertical de la música. Como usted dice, en la Pasión intervendrán el Coro de la Comunidad de Madrid y el Coro Nacional de la Radio Polaca, que ya ha interpretado esta obra. Esos dos conjuntos tenemos que dividirlos en tres… esto no es un reto desde el punto de vista matemático, pero sí un verdadero reto a la hora de la preparación porque cuando nos reunamos, todos los grupos tienen que estar ya listos. Por supuesto, hace algunas semanas, trabajamos juntos: yo misma y nuestros dos maestros de coro: Josep Vila i Casañas y Maria Piotrowska-Bogalecka. Así que tuvieron tiempo de enseñar a nuestros vocalistas cómo dirigiré las partes más exigentes de la obra.
El coro utiliza muchas técnicas extendidas, como gritar, hablar, reírse y silbar.
Eso también es un problema a la hora de coordinarlo, para que todo el mundo lo interprete de la misma manera. Y, por supuesto, la música es atonal, y la orquesta ayuda muy pocas veces a encontrar la nota adecuada. La línea melódica es muy complicada, al igual que los clusters verticales. Esto me exige dar a todos los músicos el tiempo correcto para que ellos se encuentren en la armonía adecuada y, al mismo tiempo, controlar la estructura horizontal de esta obra musical de 80 minutos.
¿Conoció personalmente a Penderecki? En caso afirmativo, ¿pudo discutir con él sobre su música?
Sólo una vez. Tuve la oportunidad de conocer al Maestro durante la celebración de los 35 años de existencia de la Sinfonia Varsovia. Yo era uno de los tres directores invitados a este concierto y Krzysztof Penderecki era, por supuesto, el invitado de honor. Por desgracia, no tuvimos tiempo suficiente para hablar de música.
Bajo su dirección, la ORCAM ha explorado muchos repertorios y autores de la Europa oriental (Polonia, Chequia, países bálticos…) no tan habituales en las programaciones. ¿Cómo ha sido la respuesta del público?
Durante esta temporada y la anterior, me he alegrado mucho de que pudiéramos trabajar música de Szymanowski, Penderecki o Martinu. Por un lado, intento no asustar al público con lo desconocido, pero mi propósito también es ser justa con todos los grandes compositores y dar a conocer sus obras en el escenario y en concierto. No trato la música como un entretenimiento, sólo puedo citar a Riccardo Muti: “La música es sacrificio” y añadiría que es nuestro deber y responsabilidad educar, desafiar y abrir los ojos, los oídos y los corazones de la gente.
¿Puede hacer un balance de su estancia al frente de la ORCAM y adelantar algo de las líneas que seguirá en temporadas futuras?
Todavía no puedo decir demasiado antes del anuncio público de la próxima temporada. Pero seguro que habrá algún compositor en el que profundizaremos, como hemos hecho esta temporada con Johannes Brahms y sus obras sinfónico-corales. También habrá una parte específica de Europa que dará el color principal a todos los conciertos, junto a directores y solistas de alto nivel.
Stefano Russomanno
[Foto: Lukas Giza]