María Miró: “Alternar repertorios favorece la elasticidad de la voz”
![María Miró](https://scherzo.es/wp-content/uploads/2023/10/399-MariaMiro.jpg)
En los últimos cinco años, el repertorio operístico de factura española se ha ensanchado con la conversión a ópera de tres obras canónicas de la literatura nacional: Fuenteovejuna de Lope de Vega, por Jorge Muñiz, en 2018; Tránsito de Max Aub, por Jesús Torres, en 2021; y a finales de este mes, La Regenta de Leopoldo Alas “Clarín”, de mano de Marisa Manchado, Amelia Valcárcel y Bernardo de Quirós. En su estreno mundial, las tres obras tendrán como protagonista a María Miró, entusiasta de nuevos retos profesionales. En este encuentro, la soprano barcelonesa, que se decantó por el canto tras formarse como médico, desgrana su aproximación al personaje y cómo el repertorio contemporáneo se acomoda a su trayectoria.
Desde que debutó en el Teatro Real, hace ahora una década, ha vuelto al coliseo con una cadencia de dos años, encarnando papeles muy diferentes: desde Corifea en el montaje de Alceste de Gluck, en 2014, a la ópera contemporánea como coprotagonista de Tránsito de Jesús Torres.
Fue muy buena experiencia. Tránsito fue mi segundo estreno mundial y mi segunda interpretación de una ópera contemporánea. La primera fue Fuenteovejuna, de Jorge Muñiz, que abrió la temporada de la Ópera de Oviedo, donde alterné el papel de Laurencia con Mariola Cantarero.
En los próximos meses volverá a meterse en la piel de Cruz, esta vez en Valencia.
Sí. Es muy positivo que una ópera contemporánea siga viva, se mantenga vigente y de gira por otras ciudades. Para los cantantes es también gratificante porque el estudio de un papel de estas características es un proceso largo e intenso. Una vez se interioriza el rol, volver a interpretarlo es volver a pensarlo, seguir moldeándolo.
Si nos detenemos en esa construcción del personaje a partir de una segunda lectura, cuando la única interpretación previa es la suya, ¿cuáles de esas experiencias en el estudio ha podido volcar en la preparación del papel de Ana Ozores, en La Regenta?
Como en las anteriores, mi trabajo comienza por las fuentes originales: he leído la novela de Clarín e investigado su contexto para trabajar la interpretación desde mis propias notas, no solo de Ana Ozores sino también del resto de personajes. En paralelo, analizo el libreto. La Regenta es una novela con descripciones amplias y Amelia Valcárcel y Bernardo de Quirós han realizado una labor de síntesis impresionante. Con todo, diría que la idea primera del personaje se transforma en los primeros ensayos, ya que el resultado final es una creación conjunta, una adaptación enraizada en el diálogo con el resto del equipo artístico.
¿Cómo percibe el personaje?, ¿cree que llega en un buen momento para usted?
Desde luego. Creo que estoy en mi mejor momento, tanto física como vocalmente. Por eso siento que puedo dar mucho de mí y estoy abierta a nuevos retos, a seguir evolucionando. Es un papel que se ajusta muy bien a mi voz y a la vez tiene muchos matices en los que ahondar. Esto entra en absoluta consonancia con mi momento profesional, en el que me siento abierta a explorar, tanto a nivel actoral como musical.
¿En qué medida la incorporación de roles contemporáneos ha sido una sorpresa para su vocalidad?
Independientemente del momento en el que hayan sido escritos, todo papel tiene su exigencia. En los últimos meses he estado trabajando la parte de Anna Bolena, de Donizetti, un personaje que espero debutar pronto. Aquí centro el estudio en las dificultades propias del bel canto, la línea, la coloratura. En cambio, el repertorio contemporáneo te lleva al extremo de tu instrumento: trabajo los límites de la tesitura, saltos, intervalos amplios, esa fuerza dramática que emocionalmente te conduce a otro tipo de sensaciones. Además, en este caso concreto, disfruto que no haya un referente, nada que copiar. Con roles clásicos siempre hay una interpretación de icónica que parece insuperable. Al no existir un registro previo, me siento más libre para crear lo que yo creo que tiene que ser, indago qué puedo hacer sin compararme. Por tanto, no te juzgas a ti mismo y generas ese espacio para sacar la mejor versión de ti y del personaje.
Hasta ahora hemos hablado sobre la irrupción de lo contemporáneo en su repertorio, pero solo durante el último año ha cantado zarzuela catalana, la Novena Sinfonía de Beethoven, ha repetido Fuenteovejuna y ha cerrado una gira con El barberillo de Lavapiés en el Teatro de la Zarzuela. ¿Cómo le sienta la transición entre repertorios?
Creo que es positiva la alternancia, porque todo lo que separa la estética de cada autor o época favorece la elasticidad de la voz y contribuye a no perder la línea. De momento no busco especializarme. Para mí, compaginar distintos formatos es también una manera de seguir explorando el repertorio. Por otro lado, este año he cambiado mi agencia de representación a una berlinesa porque quiero potenciar mi carrera en el extranjero. Ya he actuado en el Teatro Massimo de Palermo en 2017; Avignon, donde debuté el papel de la Contessa de Le nozze di Figaro en 2018; Weimar, Inglaterra e Irlanda. Además de Anna Bolena, he estado trabajando los papeles de Liù y Violetta Valery, que me encantaría poder presentar ante el público. ¶
María Flores Dorda
[Foto: Michal Novak]