MADRID / Un ‘Solomon’ antológico a cargo de The English Concert y The Clarion Choir
Madrid. Auditorio Nacional (Sala sinfónica). 26-II-2023. Ciclo Universo Barroco del CNDM. Haendel: Solomon. Ann Hallenberg, Miah Persson, Elena Villalón, Niamh O’Sullivan, James Way y Brandon Cedel. The Clarion Choir. Director del coro: Steven Fox. The English Concert. Director y clave: Harry Bicket.
Corría el año 1983 y un buen día sonó el teléfono en el domicilio de Harry Bicket. “Le llamamos de The English Concert. Necesitamos un segundo clavecinista para un concierto y hemos pensado en usted”, se oyó al otro lado del hilo. Bicket se quedó muy sorprendido: “No sé quién les dio mi número de teléfono. Yo era pianista y no había tocado un clave en mi vida. Sabía lo que era una orquesta historicista, pero jamás había colaborado con una. Apenas conocía algo de música barroca”. Lejos de desanimarse, la voz que escuchaba Bicket insistió: “Da igual. Estamos tan desesperados buscando un segundo clavecinista que nos sirve cualquier cosa”. The English Concert necesitaba uno para interpretar el oratorio Solomon en los Proms de aquel año. Lo prudente habría sido declinar tan atípica invitación, pero Bicket acabó contestando afirmativamente. “Trevor Pinnock —recuerda Bicket— me dio unas clases elementales para saber cómo funcionaba un clave. Luego, estuve durante una semana escuchando ensayar a la orquesta. Yo ya había escuchado a alguna orquesta historicista, pero el sonido de The English Concert me resultó tan fascinante que desde aquel momento me hice fan de la música barroca”.
Han pasado cuarenta años y en todo ese tiempo Bicket no había vuelto a interpretar Solomon. Pinnock, fundador de The English Concert en 1972, renunció a seguir siendo su director en 2003, porque quería dedicar más tiempo a otro tipo de proyectos musicales. Lo sustituyó el violinista Andrew Manze, y aquella fue la etapa más anodina de la orquesta (casi tan anodina como el propio Manze cuando tocaba el violín). Finalmente, en 2007 le propusieron a Bicket relevar a Manze y él aceptó encantado. Con él al timón de la nave, The English Concert recuperó todo su esplendor y hasta el momento presente ha sido capaz de conservar esa etiqueta que la distingue como una de las formaciones más importantes del historicismo desde que este movimiento eclosionó en la década de los años 70 del pasado siglo.
El peculiar sonido de The English Concert se ha mantenido apenas inalterado en estos cinco largos decenios, pese a que de los pioneros de la formación ya no queda nadie (si acaso, la incombustible flautista Lisa Beznosiuk, que en aquellos años también tocaba para la competencia, es decir, para la Academy of Ancient Music, los English Baroque Soloists y la Orchestra of the Age of Enlightenment). Y eso es algo de lo que solo pueden presumir muy pocas orquestas, toquen con instrumentos modernos o antiguos. Eso es, en definitiva, lo que convierte a una orquesta en legendaria. Lo pudo constatar ayer el Auditorio Nacional, que vivió otra de esas jornadas antológicas que de vez en cuando nos depara el ciclo Universo Barroco del Centro Nacional de Difusión Nacional.
Al igual que Les Musiciens du Louvre hace un par de semanas, The English Concert se presentó a la cita con un orgánico de los de antaño: 35 instrumentistas (con doce violines, cuatro violas, cuatro violonchelos y dos contrabajos, además de vientos que incluían sendos pares de traversos, oboes, fagotes, trompas y trompetas, aparte de dos claves, órgano y percusión) y un coro formado por 32 voces (diez sopranos, cuatro mezzosopranos, tres contratenores, siete tenores y ocho bajos-barítonos). Dos precisiones necesarias… La primera: el coro no era el propio de The English Concert, ya que, tras el parón por la pandemia, mantener una masa de esas características resulta muy complicado, razón por la cual se ha recurrido a un coro norteamericano, The Clarion Choir para este Solomon. La segunda: se ha empleado un órgano digital, que solo precisa de teclado (situado sobre el teclado del clave) y de dos columnas que amplifican electrónicamente el sonido; los registros de este órgano se pueden modificar a voluntad, siendo el utilizado para este concierto el de un órgano de una pequeña iglesia de Praga. Dirán ustedes, con toda la razón del mundo, que un instrumento así tiene muy poco de historicista. Sí, de acuerdo, pero no es ni más ni menos antihistórico que emplear esos órganos de cámara alimentados por electricidad tan habituales en cualquier orquesta que haga música barroca. Sinceramente, creo que la mayoría de los espectadores ayer ni siquiera reparó en el detalle del órgano digital.
Dicho lo cual, vayamos con la música y con la interpretación. Lo primero: es una música absolutamente deslumbrante, aunque en Solomon no haya una historia bíblica que contar, al contrario de lo que sucede en otros oratorios haendelianos. Simplemente se destacan algunos pasajes de la vida del rey sabio (el más importante, el juicio por el recién nacido cuya maternidad reclaman dos prostitutas y al que Salomón ordena partir por mitad para repartirlo entre ambas; lógicamente, la auténtica madre renuncia a su mitad para que el niño no muera, lo que cual deja en evidencia a la otra prostituta, la impostora), basados en el primer Libro de Reyes, el segundo Libro de las Crónicas y las Antigüedades judías del historiador Flavio Josefo. Lo segundo: la interpretación resultó absolutamente deslumbrante, con preeminencia del coro, sin que ello suponga desdoro alguno para la labor de orquesta y solistas vocales.
La mezzosoprano Ann Hallenberg, que cantaba por primera vez en su larga carrera el rol de Salomón, comenzó algo titubeante, para acabar bordando su personaje. Su compatriota, la soprano sueca Miah Persson (Hija del faraón / Primera prostituta) fue de menos a más, aunque ello no evitó que fuera lo menos atractivo del elenco vocal. La soprano cubano-norteamericana Elena Villalón (Reina de Saba), a pesar de tener solamente parte activa en el acto tercero, estuvo sobrada de medios (brillantísimos agudos) y evidenció un exquisito gusto canoro (sobre todo, en la dulce aria final Will the sun forget to streak). La mezzosoprano Niamh O’Sullivan (Segunda prostituta) tuvo un papel incluso más reducido que Villalón, pero suficiente para demostrar buenas maneras y una voz potente y ágil. Muy bien el bajo-barítono norteamericano Brandon Cedel (Levita) y superlativo James Way (Sadoc), otro más en esa interminable cantera de magníficos tenores barrocos que es el Reino Unido. Way fue, sin duda, el solista que más descolló, sobre todo, en el aria del tercer acto Golden columns, fair and bright, en la que el sacerdote Sadoc ensalza la grandeza y la belleza del templo mandado erigir por Salomón.
Todas las secciones de la orquesta rayaron una altura descomunal, pero sería cometer una injusticia no resaltar la perfección mostrada en sus numerosas intervenciones por dos trompetistas de otra galaxia: Mark Bennett y Stian Aareskjold.
Eduardo Torrico
(Fotos: Elvira Megías / CNDM)
1 comentarios para “MADRID / Un ‘Solomon’ antológico a cargo de The English Concert y The Clarion Choir”
<strong>… [Trackback]</strong>
[…] Read More here on that Topic: scherzo.es/madrid-un-solomon-antologico-a-cargo-de-the-english-concert-y-the-clarion-choir/ […]
Los comentarios están cerrados.