MADRID / ‘Trato de favor’, un espectáculo bien armado
Madrid. Teatro de la Zarzuela. 29-IV-2023. Lucas Vidal / Boris Izaguirre: Trato de favor. Ainhoa Arteta. Nancy Fabiola Herrera. Enrique Ferrer. Gurutze Beitia. Amelia Font. María José Suárez. Amparo Navarro. Lara Chaves. Celsa Tamayo. Boris Izaguirre. Coro del Teatro de la Zarzuela. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director musical: Andrés Salado. Director escénico: Emilio Sagi.
En esta misma temporada el Teatro de la Zarzuela ha presentado dos estrenos absolutos, denominados zarzuelas contemporáneas: Policías y ladrones de Tomás Marco y Álvaro del Amo y Trato de favor con música y texto de Lucas Vidal y Boris Izaguirre, respectivamente. Si a ello añadimos que el pasado año subió a las tablas de los Teatros del Canal la zarzuela de Javier Carmena y Felipe Nieto, El orgullo de quererte, observamos que en un breve periodo de tiempo ha aumentado el interés por resucitar, revitalizar o dar continuidad a nuestro género estrella. Término que tiene un sentido tan amplio y tan lleno de matices como para abarcar el mundo del teatro musical popular en su especial conexión con el público. Lo que es evidente es que la zarzuela fue, ahora no sé si será.
Trato de favor es un melodrama que camina hacia el absurdo, en dos actos, con diecisiete números y que tiene una duración de unos cien minutos ininterrumpidos. Se desarrolla en un ambiente carcelario de mujeres al que se incorpora una nueva reclusa, Ana Mía, una gran estrella mediática del mundo cinematográfico y de la canción. Una cárcel, Las Albricias, en la que se va a celebrar un festival de zarzuela y que concluirá con la celebración del festival de Eurovisión. Y entre col y col, amores encontrados, corrupción y otras facetas del mundo actual, “en Las Albricias hay mucho de la Nueva Sociedad del siglo XXI”.
La idea del texto se inspira, según su autor, en una noticia de 1981, cuando Sophia Loren fue a cumplir condena en una cárcel italiana por una evasión de impuestos y patrimonio atribuida a su marido. Boris Izaguirre construye un libreto, un sainete frívolo, que sirve al propósito que quiere conseguir: divertir y hacer reír al público recurriendo a referencias actuales con el más loco desvarío, al borde de la astracanada. Un ejercicio de sinsentido, pero al que no se le puede negar ingenio y comunicatividad, a pesar de las rimas fáciles.
Lucas Vidal firma una partitura híbrida, con una amplia orquesta y una sintaxis tonal pensada para el espectador. Sus números musicales están conformados por una variedad de géneros y ritmos reinventados desde la perspectiva actual. El lenguaje armónico puede asociarse al musical y al jazz, a los que se unen los códigos zarzuelísticos: ritmos populares castizos como el pasodoble o el chotis. Hay también alusiones a la música cinematográfica y al pop. Todo ello puede resultar un tanto desigual, pero la música es pegadiza e inspirada en muchas ocasiones.
El espectáculo está bien armado con un buen equipo técnico. La dirección escénica de Emilio Sagi manifiesta habilidad, esmero y detallado trabajo, al que acompaña una excelente escenografía carcelaria de Daniel Bianco, un elegante vestuario de Jesús Ruiz, la iluminación de Albert Faura y las coreografías de Nuria Castejón.
El reparto vocal, constituido por nombres suficientemente conocidos, tuvo alguna que otra irregularidad. Ainhoa Arteta (Ana Mía), de quien celebramos su mejoría de voz, evidenció algún que otro exceso en su personaje que irá corrigiendo. Con un papel más dramático, Nancy Fabiola Herrera (Mayca) demostró sus recursos vocales en el primer acto (núm. 8), en su rezo en la capilla. Sobresaliente Amparo Navarro (Chelo) en su vis cómico-dramática y en su rotundo canto (núm. 16) del final del segundo acto. Se apreció la comicidad de la cantante-actriz Gurutze Beitia como Mercedes así como el trío formado por María José Suárez (La Venenosa), Amelia Font (La Colombiana) y Lara Chaves (Cuca), provocadoras de las risas de los espectadores. Completa el reparto el único papel masculino de la obra, el tenor Enrique Ferrer (Juan Miguel), acertado en su canto. Resolvió su compleja intervención el coro titular del teatro. El madrileño Andrés Salado, debutante en este Teatro, se hizo cargo de la dirección musical con eficacia, teniendo en cuenta que tenía que sortear los distintos estilos musicales de la partitura.
El público del estreno reaccionó con aplausos y gritos de aprobación a este nuevo intento de ‘zarzuela contemporánea’.
Manuel García Franco
(fotos: Elena del Real)