MADRID / Un tercer reparto de altura para ‘Aida’
Madrid. Teatro Real. 26-X-2022. Verdi: Aida. Roberta Mantegna, Jorge de León, Sonia Ganassi, Gevorg Hakobyan, Simón Orfila, Deyan Vatchkov. Director musical: Nicola Luisotti. Director de escena: Hugo de Ana.
En un elogiable alarde de programación, un tercer equipo para la Aida madrileña reunió a un notable elenco que se ampliará aún más con una cuarta soprano titular (italiana, Vittoria Yeo) y dos directores: el gran Daniel Oren y Diego García Rodríguez. Roberta Mantegna sustituía a la inicialmente prevista Maria Agresta. Soprano de corte manifiestamente italiano por colorido y ademanes, Mantegna cantó toda su parte (especialmente la de contenido más lírico) con una belleza sonora, una exquisitez musical y una expresividad tales que le permitieron reflejar a una Aida —más allá de las cuestiones puramente instrumentales— con una caracterización bien definida: la de una muchacha dulce y patética, un tanto agobiada por las circunstancias a las que se ve sometida. En el acto cuarto, Mantegna rubricó lo que ya había dado a entender en el primero: un modelo de arrebatador lirismo a la italiana y un canto de enorme calidad tanto musical como comunicativa, con unos medios de una considerable belleza. Redondear algún momento y profundizar algunos pasajes será cuestión de tiempo y de rodaje para esta interesante y sensible intérprete que, en cualquier caso, es ya una Aida de calidad.
Jorge de León es algo más que una atractiva voz de agudos dorados y brillantes. Expuso, y eso es conveniente señalarlo, el aria Celeste Aida sin las habituales y acomodaticias licencias en las palabras “Aida”, “divina” y otras posteriores algo incómodas (donde la mayoría, incluidos los más grandes, introducen una notita de ‘alivio’), pero, eso sí, mantuvo el Si bemol conclusivo en forte. Cuidó siempre las partes más líricas con sobria matización y dominó las dramáticas, encontrando por ello en el dúo con Amneris un destacadísimo rendimiento y superando su escollo vocal, ya que para entonces la tesitura se hace peligrosamente más grave para un tenor.
Amneris estaba a cargo de Sonia Ganassi, una de las actuales belcantistas de superior linaje, especialmente en terrenos rossinianos. Esta parte verdiana no parece apropiada para esta cantante. No hay duda de la calidad de tan excelente intérprete, que fue capaz de dar al texto un relieve inusual. Pero la voz se quedó algo corta de volumen, el registro grave fue a menudo inaudible y únicamente en su gran oportunidad del acto IV pudo dar constancia parcial de tan inmensa entidad verdiana, gracias a los agudos firmes.
Gevorg Hakobyan tiene los medios que se pueden desear para dar vida a Amonasro y el intérprete puso el resto para completarlo. Simon Orfila fue un Ramfis de calidad y Deyan Vatchkon repitió bien cómodo como el Rey de Egipto. Lo mismo que Fabián Lara en el mensajero, siendo en esta función Jacquelina Livieri una sacerdotisa acomodada a la parte.
Coro y orquesta estuvieron de nuevo a la altura de sus cometidos. Puede, incluso, que algo mejor, como suele ocurrir a medida que las funciones avanzan, sin que todavía peligre un posible descenso debido a la rutina.
Fernando Fraga
(Foto: Javier del Real)