MADRID / Pablo Sáinz Villegas: técnica y fantasía de la guitarra

Madrid. Auditorio Nacional (Sala de Cámara). 24-IV-2021. XLVIII Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes de la Música de la UAM. Pablo Sáinz Villegas, guitarra. Obras de Albéniz, Castelnuovo-Tedesco, Granados, Rodrigo, Gerhard y Tárrega.
El riojano Pablo Sáinz Villegas, que en unos pocos años se ha elevado a la cima de la especialidad, parece que no había actuado en el Auditorio Nacional. Y muy poco en la capital. Es ya un valor seguro y celebrado, por lo que ha sido una gran idea incluirlo en el valioso ciclo que organiza el Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música de la Universidad Autónoma, que hace muy poco se apuntó un buen tanto con ON Air, según idea de la soprano Laia Falcón.
El guitarrista, que cambió sobre la marcha algunas de las obras previstas, se dirigió antes de cada una de ellas –a veces agrupadas- al respetable, al que expuso sus grados de emoción al interpretarlas. Porque su manera destaca en primer lugar por esa cordialidad, esa expresividad y, al tiempo, una desbordante fantasía y una gran libertad en la acentuación, en la medición del tempo, en la aplicación del ritmo, en el fraseo, siempre certero y con escasos deslices. Aspectos, claro es, apoyados en una técnica de primer orden y en la elección, cuando es necesario, de arreglos muy juiciosos. Ningún problema en la aplicación de las más variadas técnicas de su instrumento; que suena espléndidamente, por cierto.
De tal forma que nos lo pasamos muy bien y entramos enseguida en su órbita, algo no siempre frecuente para el que firma en un recital guitarrístico. Empezamos para ir calentando con Sevilla de Albéniz, que fue definida de inmediato por los grandes contrastes dinámicos, por la plenitud de los acordes, por la exposición sandunguera de las notas del tema principal. Mucho garbo en los golpes sobre la madera y regulación sutil de intensidades, desde el pianísimo al fortísimo. Silencios estratégicos, muy pensados.
La Gallarda de Castelnuovo-Tedesco –rincón cervantino de la reunión-, descubrió el espectro grave del instrumento y la calidad de los acordes, lo mismo que la Andaluza y la Melancólica de Granados. En aquella se acentuó especialmente el bajo del acompañamiento, con sonidos incluso voluntariamente algo ásperos, sin perder de vista, por supuesto, las dulzuras que emanan de las notas. Atención a la modulación que anticipa el cierre y fantasía para que cada repetición tuviera su personalidad. Leve balanceo reforzando un cierto aire de habanera en la segunda.
Seguimos con la delicada Invocación de Rodrigo, en donde los espíritus del jondo y la danza más sutil afloran en la noche en un discurso que evoca la atmósfera de El amor brujo de Falla. Los pasajes más alados y ágiles fueron delineados con primor y especial concentración. A continuación, Gerhard con su Fantasía, que plantea un discurso un tanto fragmentado y cargado de resonancias de insistentes danzas. Silencios acusados y expresivos. Continuo cambio de posiciones. Y regresamos al numen albeniziano con Torre Bermeja, en la que se acentuaron sabiamente las leves disonancias. Luego Mallorca, en donde el artista administró los silencios. Mucha fantasía en la última exposición del tema, viniendo de la lejanía.
Estupendo crecimiento, en línea progresiva, del comienzo de Asturias, que cerraba la sesión y que fue tocada con enormes claroscuros y exquisitos pianísimos. Sáinz Villegas regaló luego la Jota de Tárrega, envuelta en múltiples efectos tímbricos y tocada de un especial y contagioso vigor. Nos acordamos de Miguel Fleta. Y un segundo bis ante los aplausos y ovaciones: Recuerdos de la Alhambra del propio Tárrega, ofrecida con un toque delicado, con singular reforzamiento de las notas de apoyo.
Arturo Reverter