MADRID / Malcolm Martineau y Florian Boesch: El buen decir
Madrid. Teatro de la Zarzuela. 13-V-2024. XXX Ciclo de Lied. Florian Boesch, barítono, y Malcolm Martineau, piano. Obras de Schubert.
Bien conocido por el público local, Malcolm Martineau es uno de los mejores pianistas de cámara de la actualidad. Para el caso, como compañero instrumental en un recital monográfico schubertiano compuesto por piezas sobre versos del mismo Schubert, Heinrich Heine y Ludwig Rellstab. El sonido de Martineau es rico, sus timbres son brillantes, su fraseo es variado e imaginativo, sus caracteres tienen fuerza, sus matices alcanzan alta sugestión. Nos narró a Schubert y nos brindó toda la variedad de sus atmósferas.
Florian Boesch propuso todo lo contrario y, si se quiere, también complementario. Su canto es de volúmenes matizados y alternos que puede ser un filato apenas audible e incluso supuesto porque inaudible. Sus ataques son blandos, exaltan la sílaba más que la palabra y la palabra más que el verso. De tal modo, los ligados a veces se cortan o esfuman y las notas tenidas son de dudosa definición. En verdad, más que cantar, Boesch recita como un Schläger, un diseur según se prefiera. El resultado es de gran eficacia dramática, se diría más bien actoral. Así hubo escenas de intenso trámite como La ciudad o El sosías. En otros casos, como en la manida Serenata o en la propina Rosita de la pradera, la noción de canción se perdió por completo. Se puede discutir el criterio de Boesch pero aceptándolo, se advierte que él sabe bien lo que hace. Lo mismo que Martineau aunque pareciese que estaban brindándonos dos recitales distintos, el uno basado en la timbración y el otro, en la semántica.
Blas Matamoro
(foto: Rafa Martín)