MADRID / La Guirlande deleita con unas bellísimas Lamentaciones de Corselli
Madrid. Fundación BBVA. 6-IV-2024. La Guirlande; Irene Mas Salom, soprano; Marine Fribourg, alto; Luis Martínez Pueyo, flauta y dirección. Incipit lamentatio. Obras de Corselli.
Hace ya más de veinte años el sello Glosa publicó un disco dedicado a un tal Francisco (sic) Corselli. Los intérpretes eran El Concierto Español -un grupo que se estrenaba con este registro- y una jovencísima Nuria Rial, todos dirigidos por Emilio Moreno. Corselli dejó de ser un desconocido, pero desde entonces su música no se ha popularizado tanto como cabía esperar. Apenas tres o cuatro discos monográficos y una presencia en los conciertos más bien parca han hecho que el “efecto Corselli” haya quedado en poca cosa. Una excepción fue el Achille in Sciro representado la temporada pasada en Teatro Real y el estupendo concierto de clausura del FIAS de la edición 2023 en el que Jone Martínez y Ana Vieira Leite interpretaron arias suyas, junto a otras de Feo y Giacomelli, con el conjunto Il Fervore.
Ahora se suma a esta tendencia alcista en el rescate de la obra de Corselli La Guirlande, grupo que dirige el flautista Luis Martínez Pueyo, focalizando su propuesta en la vertiente religiosa del compositor y más concretamente en las lamentaciones o lecciones de tinieblas que se interpretaban durante los oficios de Miércoles, Jueves y Viernes Santo. Como maestro de la Real Capilla desde 1738, el principal cometido de nuestro autor a partir de entonces fue componer música sacra que sustituyera el repertorio perdido tras el funesto incendio del Real Alcázar en 1734. Entre sus más de trescientas obras religiosas, las lamentaciones ocupan un lugar de especial relevancia por su número y calidad. Tal y como explicó el propio Martínez Pueyo antes del concierto, Corselli compuso más de sesenta lamentaciones y entre ellas La Guirlande ha seleccionado cinco para grabarlas en un disco que se publicará a lo largo de este año, las mismas cinco que se interpretaron en el concierto.
En estas obras Corselli despliega una gran cantidad de recursos compositivos, combinando su innegable vena melódica con una notable variedad tímbrica y expresiva. Introduce en varias de estas lamentaciones un par de flautas traveseras (impecables Laura Quesada y Martínez Pueyo) que impregnan las obras de un mayor dramatismo y se vale de técnicas como los pizzicati y las cuerdas en sordina o la adjudicación de partes solistas a algunos instrumentos como el violonchelo para dotar de variedad a las obras. Los contrastes de tempi y unas interesantes y estratégicas modulaciones también ayudan a evitar el riesgo de la monotonía en unas composiciones que estilísticamente se mueven dentro del estilo napolitano tan en boga en la Europa de mediados del siglo XVIII; de hecho, es evidente en algunas de ellas la influencia del Stabat Mater de Pergolesi, tal y como señaló antes del concierto Martínez Pueyo citando las excelentes notas del programa de Antoni Pons. Pero que nadie se confunda: esta música de Corselli no suena a fórmula repetitiva o convencional, es música muy inspirada que demuestra que Corselli era un autor imaginativo y poseedor de grandes medios, no un mero compositor a la moda.
Todas estas cualidades pudimos apreciarlas plenamente durante el concierto gracias a una interpretación sobresaliente. La parte vocal corrió a cargo de la soprano mallorquina Irene Mas Salom y la mezzo francesa Marine Fribourg. Ambas mostraron una seguridad apabullante, traducida en una envidiable afinación y un notable dominio técnico, pero sobre todo en un perfecto equilibrio entre la expresividad y la contención que demanda el carácter de esta música. Las suspensiones, ritmos quebrados e inflexiones encontraron siempre su justa medida, con un vibrato perfectamente controlado y una emisión clara y limpia. Mas Salom es una soprano elegante, con una voz de bello timbre y demostró buenas agilidades en los pasajes más melismáticos. Marine Fribourg, por su parte, es una músico muy polivalente -también es directora coral y toca la viola da gamba-, con un atractivo timbre carnoso, registro homogéneo y graves bien proyectados. Cuando cantaron juntas (tres de las cinco lamentaciones) se entendieron perfectamente y pudimos disfrutar de dos cantantes con personalidad.
El soporte instrumental estuvo igualmente a gran altura. Estupendos los violines cómplices de Jesús Merino y Andrés Murillo, que llevaban gran parte del peso de las obras; como siempre formidables Fumiko Morie a la viola y Joan Boronat al clave, dos grandes músicos que contagian su entusiasmo en cada una de sus interpretaciones y nos llegan a convencer cuando les vemos tocar que estamos escuchando la mejor música jamás compuesta. Y en general un gran trabajo el de La Guirlande y su director Luis Martínez Pueyo, que han estudiado y conseguido hacer brillar esta bella música sacándole todo el partido posible, con un sonido equilibrado, bien empastado, muy bien compenetrado con las voces.
Un precioso concierto después del cual no podemos sino esperar el lanzamiento del disco para poder disfrutar de nuevo de esta estupenda música de Corselli.
Imanol Temprano Lecuona
(fotos: Fundación BBVA)