MADRID / Kate Royal, evocaciones románticas
Madrid. Fundación March. 11-X-2023. Kate Royal, soprano. Joseph Middleton, piano. Imágenes del Romanticismo. Obras de Schubert, Schumann, Brahms, Debussy y R. Strauss.
Aplausos para la Fundación March por la edificación de este enjundioso ciclo liederístico. Bajo el título genérico consignado en la ficha se han planificado cuatro interesantes jornadas: Ensoñación nocturna, La patria soñada, El desarraigo del errabundo y El bosque romántico. Cuatro episodios alusivos a la expresión poética más íntima a través de la música. En el decálogo previo, siempre tan didáctico, que aparece al principio del magnífico programa de mano, se trata de establecer las características fundamentales de cada sesión.
Un propósito laudatorio, aunque de relativa eficacia por cuanto cada concierto no es un mundo cerrado en sí mismo. Conceptos y situaciones, anhelos y recuerdos, añoranzas y deseos se dan la mano y entreveran las distintas jornadas. Bienvenidas sean. Sobre todo cuando cuentan con un narrador tan ilustrado y culto como el compositor y ensayista Benet Casablancas, autor de unas excelentes notas: un texto introductorio y cuatro bien cumplidos comentarios que profundizan en la cuestión.
Se contaba para explicarnos esa Ensoñación nocturna, abundosa en lieder alusivos a la noche, con la soprano inglesa Kate Royal (Londres, 1979), poseedora de una voz lírica, bien contorneada, homogénea y adecuadamente extensa y de un gracioso hoyuelo en la barbilla. El timbre no es muy rico, a falta de luz, de metal, de brillo, de fulgor. Se maneja con estilo, frasea con gusto, aunque con relativa variedad de colores, con pianísimos casi inexistentes y pianos mejorables. Trata se ser expresiva dentro de estas limitaciones y a veces da en la diana como en las cuatro piezas de Debussy pertenecientes al cuaderno de cinco sobre poemas de Baudelaire, puede que a falta de un francés más refinado. Se ensimismó bien en Le balcon y dibujó con inteligencia Recueillement.
Quizá lo mejor estuvo en los cuatro lieder de Strauss. Schlechtes Wetter, op. 69 nº 5, mostró la facilidad de la voz para acceder a la zona aguda (Si bemol). Hermosas resonancias pudimos advertir en Als dir mein Lied erklang, op. 68 nº 4, y excelente fraseología en Beim Schlafengehen, tercero de los Cuatro últimos lieder. No tan convincente nos parecieron los tres de Schubert. El conocido Ständchen, nº 4 del ciclo Schwanengesang, fue enunciado con escasa delicadeza, entre mezzoforte y forte todo el tiempo. En An den Mond, D 259, aplaudimos la aplicación de un bien medido piano en la repetición.
De Schumann destacamos el bien planificado Mondnacht, nº 5 del cuaderno Liederkreis, op. 39, explicado con convicción y del que Casablancas hace un muy cumplido análisis en sus notas. Estupendamente ritmado Der Sandmann, op. 79 nº 12. Y de los tres de Brahms nos gustó especialmente, tras el apasionamiento un tanto primario de Unbewegte laue Luft, op. 86 nº 5, la exposición de In stiller Nacht, de los lieder populares, WoO 33 nº 42. Fue fiel y puntual acompañante el pianista también inglés Joseph Middleton (1981), siempre eficaz y excelente colaborador, muy concentrado y atento. No fue siempre la suya una digitación clara, algo embarullada en ocasiones. Por ejemplo en la citada Mondnacht. Aplausos corteses y un bis en forma de lied de Schumann.
Arturo Reverter
(foto: Dolores Iglesias / Fundación Juan March)