MADRID / Hay sorpresas agradables
Madrid. Teatro de la Zarzuela. 14-XII-2020. XXVII Ciclo de Lied. Matthew Polenzani, tenor. Julius Drake, piano. Obras de Schubert, Schumann, Poulenc y Ives.
Conocíamos a Polenzani como excelente tenor lírico ligero, apropiado y competente en el repertorio belcantístico y en parte del romántico. Con este programa nos ha sorprendido como consumado y exquisito cantante de cámara. Y sorpresas agradables son de agradecer especialmente en estos tiempos pandémicos. El desafío no era fácil. En la canción alemana había que solventar a unos autores muy frecuentados. En Poulenc, unos números de ejemplo contrario. Los tres Ives, casi estrenos.
El tenor sorteó todas las exigencias. Su voz, si no especialmente calificada por naturaleza, tiene una holgada extensión y está resuelta con tal aseo técnico que le permite alternar volúmenes a voluntad. Su canto es cuidadoso y flexible. Su fraseo, labrado. Su paso de un repertorio a otro, de una lengua a la otra, paradigmas de cultura. Además, Polenzani es un intérprete con tablas y sabe encarnar a personajes y vocalidades diversas, desplazarse, gesticular y adoptar poses finamente escénicas, de modo que lo visual acompañe a lo auditivo.
Así tuvimos la entrega, la sensual melancolía, la meditación y la expansión de los románticos germanos, todo seguido por la alternancia de Poulenc entre la seducción decadente y el destrabalenguas farsesco hasta llegar a un Ives que se movía entre el salón provinciano, lo popular callejero y el himno de los días fastos.
Ahora toca elogiar a un acompañante entre los más informados y duchos de la actual oferta. ¿Hace falta hacerlo una vez más con Drake? No, el buen señor es de la familia.
Blas Matamoro
(Foto: Rafa Martín)