MADRID / Guindillas y chorizos en el Teatro de la Zarzuela

Madrid. Teatro de la Zarzuela. 18-XI-2022. Tomás Marco: Policías y ladrones. César San Martín. Miguel Ángel Arias. Alba Moreno Chantar. César Arrieta. María Hinojosa, Coro del Teatro de la Zarzuela. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director musical: José Ramón Encinar. Directora de escena: Carme Portaceli.
Perseverancia y compromiso han hecho posible el estreno absoluto de una zarzuela contemporánea que llevaba atascada -no por culpa de sus autores- desde el año 2016, presunto año en el que debía haber subido al escenario. Su historia tiene cierta aura de malditismo. La obra nace por encargo del anterior director del Teatro, Paolo Pinamonti, pero su marcha truncó su estreno. La partitura y el libreto ya estaban acabados a finales de 2015. Daniel Bianco, su sucesor, tomó el guante y continuó con el proyecto programando la nueva producción para la temporada 2017/18, que se vio fallida por las huelgas provocadas por el intento de fusión Teatro Real-Teatro de la Zarzuela. Perseveró y se programó para la siguiente temporada. ¡Mala suerte!: la pandemia hizo otro estropicio. Finalmente, parece que las aguas volvieron a su cauce y hemos podido dar la bienvenida a este nuevo y esperado espectáculo.
Después de muchos años algún que otro compositor ha visto la posibilidad de hacer factible la zarzuela como género musical y escénico viable, una cuestión en debate, y se suscita inaugurar una nueva etapa o época para el género que podría denominarse ‘zarzuela contemporánea’. A la zarzuela barroca y después a la llamada moderna, ¿por qué no puede continuarla esta nueva denominación? Al fin y al cabo, qué es la música sino la combinación de los sonidos con el tiempo. Ya el pasado mes de julio los Teatros del Canal programó una nueva zarzuela, El orgullo de quererte de Javier Carmena, y en el próximo mes de abril el Teatro de la Zarzuela estrenará Trato de favor de Lucas Vidal, con libreto de Boris Izaguirre.
Policías y ladrones, zarzuela en cuatro partes y la melancólica apoteosis final, con dieciséis números musicales cerrados, a veces separados por escenas habladas, tiene estructura de zarzuela grande convencional. Tomás Marco y el libretista, Álvaro del Amo, han querido hacer una zarzuela de nuestro tiempo. Para ello, como buenos conocedores del mundo zarzuelístico, han sabido conjugar los patrones clásicos de la zarzuela con una imagen actual del género. La obra en clave humorística quiere ser una ‘revista de actualidades’, una sátira de la España de la corrupción política, inspirada en el caso Gürtel, aunque ya va más allá, ahora también implicada la sociedad civil. En palabras de Marco, han hecho “una farsa sin la gravedad de la crítica demoledora, con la ligereza de un argumento cuya intriga incorpora la tensión del suspense en un despliegue de tipos, figuras, lances hipotéticos y absurdos inverosímiles”.
El tratamiento musical al que recurre Marco en la partitura es a una técnica de tipo mixto en la que se alternan pasajes tonales y modales, escalas exóticas, atonalidad y serialismo, hay incluso elementos microtonales y bruitistas, término este que procede del dadaísmo y que consiste en la combinación interdisciplinaria de música, literatura y escenificación teatral que tiende a activar la sensibilidad acústica simultáneamente con la impresión visual. La partitura contiene alusiones o guiños a alguna que otra zarzuela clásica, tal como el nº 8 de la segunda parte, modelado explícitamente sobre el coro de doctores de El rey que rabió, o en la parte final alusión a La verbena de la Paloma. El nº 13 de la cuarta parte tiene resonancias a dúo de la Nana de Falla o al ritmo de habanera que evoca a Carmen. Se ciñe bien el libreto de Álvaro del Amo a la estilización y fluidez de la página musical.
Carme Portaceli, responsable de la dirección escéncia, bien acompañada por la escenografía y vestuario de Montse Amenós y Antonio Belart, ofrece un montaje de viso minimalista, limpio y funcional, con atisbos metafóricos: en el centro una puerta giratoria y una gran escalera también giratoria por la que ascienden y descienden los protagonistas. El coro titular responde debidamente en su importante papel, bien preparado por su director, Antonio Fauró. José Ramón Encinar pone todo su conocimiento de la partitura y dirige a la Orquesta de la Comunidad con eficacia. Se logra un relevante nivel.
El elenco protagonista está compuesto por un quinteto que cubre las diversas tipologías vocales. Sostiene la trama con agilidad y es fiel a la variedad de su escritura. El barítono César San Martín canta sin problemas el papel del Presunto implicado; fácil de emisión y buen fraseo. El bajo Miguel Ángel Arias, el Policía, de voz oscura, emite con facilidad sus notas graves. La soprano Alba Moreno Chantar, la hija del Policía, luce un bonito timbre. El tenor César Arrieta, hijo del Presunto, tiene una agradable voz, pero debe fortalecer el volumen. María Hinojosa, soprano lírica, hace una gran interpretación como la Mujer del Presunto implicado, con un canto seductor y expresivo.
Finalizó esta nueva obra con grandes ovaciones por parte del público. Se echó en falta la ausencia de los autores en el escenario. Todo pareció deberse a la bajada del telón precipitadamente. Despidámonos con la última frase que Germán Gan Quesada plasma en el libro-programa: “Se trata de una apuesta consciente del notable riesgo que asume, ‘rica de aventura y merecedora de escucha y reflexión atentas’”.
Manuel García Franco
(Foto: Elena del Real / Teatro de la Zarzuela)
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