MADRID / ‘Entre Sevilla y Triana’, la zarzuela olvidada de Sorozábal
Madrid. Teatro de la Zarzuela. 28-I-2022. Sorozábal, Entre Sevilla y Triana. Àngel Òdena, Carmen Solís, Andeka Gorrotxategui, Ángel Ruiz, Anna Gomà, Jesús Méndez, Abraham Lojo, Gurutze Beitia, Joseba Pinela, Manuel de Andrés, Antonio MM, Rocío Galán, Lara Chaves, David Sigüenza. Coro Titular del Teatro de la Zarzuela. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director musical: Guillermo García Calvo. Director de escena: Curro Carreres.
Recala por primera vez en el Teatro de la Zarzuela una de las zarzuelas olvidadas de Pablo Sorozábal, Entre Sevilla y Triana, estrenada en el antiguo Teatro Circo Price de Madrid el 8 de abril de 1950 (Sábado de Gloria), permaneciendo en cartel hasta 1955 y desapareciendo luego del repertorio. Corta carrera escénica y comercial de este título. Su partitura original, que se creía perdida, fue hallada en 2007 en los archivos de la SGAE (con anotaciones manuscritas del propio compositor) por Manuel Coves y Curro Carreres. Este hecho permitió efectuar una producción conjunta de 2012 de los teatros Arriaga, Maestranza, Campoamor y Canal de Madrid, que ahora presenta el Teatro de la Zarzuela.
Con este título, Sorozábal logró el Premio Nacional de Teatro Ruperto Chapí a la mejor obra lírica de la temporada 1949-50. Con libreto de Luis Fernández de Sevilla y Luis Tejedor, la obra seguía el formato y el espíritu del resto de sainetes en dos actos del compositor, en líneas generales. Junto a la opereta, el sainete lírico es el subgénero más característico de la producción de Sorozábal: actualiza la tradición costumbrista del sainete de ‘género chico’, moderniza su ambientación y su música y amplía su estructura típica de un acto a dos. Este subgénero sigue el habitual tipismo madrileño, convenientemente remozado, como se puede ver en La del manojo de rosas, Don Manolito o La eterna canción, excepto en La Rosario o la Rambla de fin de siglo (sainete catalán) y Entre Sevilla y Triana (sainete andaluz).
La temática andalucista de Entres Sevilla y Triana fue escogida por motivos comerciales, ante una posible vuelta a Argentina, según indica el propio compositor en sus memorias. La obra contiene un andalucismo bastante tópico y recurre de un modo evidente a la cita folclórica (basada, principalmente en el cancionero Flores de España (1883), de Isidoro Hernández. Supone un buen reflejo del folclorismo en boga de la España del momento, que condicionó la creación de Sorozábal. Esta adecuación estética de su producción fue bastante desigual y nada comparable con sus grandes títulos. Y es que, a partir de los últimos años de la década de los 40, marca, según el propio Sorozábal, el comienzo del fin para la tradición lírica de la zarzuela, en una fase de cierta decadencia creativa. El libreto, por su parte, fija sus aspectos donde prima la anécdota y un melodramático argumento, bastante atrevido, al presentar a una madre soltera. Un conflicto que desborda totalmente la estricta moral de la época.
Si, personalmente, no me parece una de las mejores partituras de su autor, si se puede observar la maestría de sus trazos, su ecléctico acabado, con momentos delicados y brillantez vocal, aunque sus romanzas no tengan la fortaleza de sus mejores obras; sin embargo, si podemos mencionar la expresividad y lirismo de la romanza de Reyes (soprano), en el primer acto, Que sepa todo el mundo / la verdad bien clara (nº 6) o la de José María (tenor), en el segundo, ¿Tú qué sabes del cariño? (nº 13), muy estilizada en su segunda sección, con aire de rondeña-malagueña, es la pieza más conocida de este sainete, inmortalizada en una grabación por Alfredo Kraus. El elenco vocal, Òdena (barítono) como Fernando, Solís (soprano) como Reyes y Gorrotxategui (tenor) como José María, defendieron sus respectivos papeles con alguna que otra irregularidad. Muy aplaudida fue la intervención del cantaor Jesús Méndez, acompañado de la guitarra de Abraham Lojo, lleno de empaque flamenco, cante y baile durante el segundo acto, en el que Sorozábal incorpora un conocido zorongo que García Lorca y La Argentinita habían popularizado en 1931. Se trata de una canción y baile popular andaluz de movimiento muy vivo que se hacía en las zambras en el Sacromonte de Granada con mucha influencia de lo árabe y de la cultura gitana.
Hubo calidad interpretativa en el cuadro actoral, surtiendo a la escena de gran comicidad, pero sin poder evitar cierto falso andalucismo. Destacan Antonio MM, Gurutze Beitia, Manuel Andrés, Lara Chaves y Joseba Pinela, así como un actor multidisciplinar como es Ángel Ruiz encargado de cantar bien afinado el pasodoble torero y náutico (nº 12).
La propuesta escénica de Curro Carreres es convencional, ortodoxa. Quiere mantener la ambientación original de la Sevilla de 1950, su aroma; tiene, en la escenografía de Ricardo Sánchez-Cuerda, imaginativa y evocadora como pegada a la realidad, su apoyo.
Guillermo García Calvo al frente de la Orquesta de Comunidad de Madrid, siempre cuidadoso, ordenado y claro hizo un primer acto lejos de la brillantez y falto de chispa cómica que mejoró en la segunda parte con una lectura de los diferentes números muy acertada.
Desconocida por el gran público, Entre Sevilla y Triana, felizmente recuperada, tuvo su notable éxito.
! Manuel García Franco