MADRID / El talento de Don Conrado del Campo y el impulso del Cuarteto Diotima
Madrid. Fundación Juan March. 14-II-2024. Cuarteto Diotima. Conrado del Campo: Cuartetos de cuerda nº 8 y 9.
Conrado del Campo es el máximo representante del cuarteto de cuerda español en el siglo XX y desde hace tiempo la Fundación March está haciendo una magnífica labor de rescate, restauración, interpretación, edición y grabación de estas obras tan fundamentales como poco conocidas.
Esta vez les tocó el turno a dos cuartetos tan diferentes y tan semejantes al mismo tiempo como son los números 8 y 9, dos obras pujantes, amplias y nada fáciles. El Cuarteto nº 8 en Mi mayor se compuso en 1913 y era tan difícil que se cree que no se estrenó en su época y la primera audición conocida se realiza cien años más tarde, el 13 de marzo de 2013, en la propia Fundación March, en la cuidada versión que estableció John Stockes. Se trata de una obra amplia, de grandes desarrollos, intrincada por su complejo contrapunto y avanzada dentro del lenguaje típicamente expresionista de la época. El primer movimiento tiene una sólida estructura, pero es el segundo, Allegro muy animado, el más atractivo dentro de una obra que lo es en grado sumo en su conjunto. En los dos últimos atraen los pasajes misteriosos y etéreos que le dan un aire menos robusto.
Aunque tienen números sucesivos, el compositor tardó muchos años en volver a la escritura para cuarteto, acuciado por su afán en el teatro lírico y las circunstancias históricas que le rodearon. El Cuarteto nº 9 en Re mayor, del que ha hecho una impagable revisión David Ferreiro, lleva el título de Apasionado y se compone en 1942, estrenándose el 3 de enero de 1945. Desde entonces se ha tocado muy poco, pese a que se trata de una auténtica obra maestra que merece ser reconocida como tal. No es que el otro no se le acerque también, pero aquí hallamos más ligereza y un talento igualmente fértil pero mucho más sutil. Un magnífico primer movimiento que es un prodigio de construcción da paso a un poderoso Scherzo de excelente factura rítmica. La Elegía que sigue nos retrotrae al romanticismo que él ya practicara, mientras que el sensacional movimiento final es maravilloso por su energía, su vitalidad y por llevar el sello indeleble de un reconocible Maestro.
Todas estas dificultades técnicas y expresivas no nos dejarían disfrutarlos con plenitud si no hubiera detrás una agrupación tan portentosa como el Cuarteto Diotima, uno de los mejores de Europa, que ha preparado el programa con enorme profesionalidad, derrochando afinación, capacidad constructiva y expresiva y entrega a la escritura del autor. No se puede tocar mejor esta música y hay que agradecer a los Diotima su esfuerzo, pero también a la Fundación March por la excelencia con la que está llevando a cabo esta impagable labor de recuperación y reivindicación del talento camerístico de Don Conrado.
Tomás Marco
(foto: Archivo Fundación Juan March)