GRANADA / ‘El Mesías’ participativo de la OCG: tradición renovada
Granada. Auditorio Manuel de Falla. 16-XII-2022. Haendel, El Mesías. Jone Martínez, soprano. Carlos Mena, contratenor. Francisco Fernández-Rueda, tenor. Elías Arranz, barítono. Coros participativos. Coro de la Orquesta Ciudad de Granada. Orquesta Ciudad de Granada. Director: Aarón Zapico.
En una tradición musical navideña, equiparable ya a tantas otras similares, se ha interpretado una vez más en Granada El Mesías de Haendel por la OCG y el coro de la OCG (en el escenario) junto con toda una panoplia de coros de la provincia —unos 260 sesenta coralistas— estratégicamente distribuidos por el patio de butacas. El hecho de que el concierto se haya realizado ininterrumpidamente durante tantos años (a excepción de los malditos de la pandemia), ha permitido el interesante ejercicio de ir cotejando las versiones que los distintos directores —algunos de gran prestigio en este repertorio— han ido realizando de una obra, por lo demás, muy conocida e interpretada.
La de Aarón Zapico, desde su especialización en la música antigua, ha resultado sin duda sorprendente y refrescante, con una voluntad clara de desautomatizar una música que, como decimos, podemos pensar ya muy escuchada: si bien los tempi no eran en principio extremosos salvo alguna excepción, sí había una clara atención al detalle sorprendente, a marcar mucho las dinámicas y potenciar todo tipo de contrastes que subrayaban la naturaleza eminentemente dramática, por no decir operística, de la obra. En este sentido, a veces podía pecar casi de cierto manierismo (quizá también muy propio de la juventud), pero en ningún caso este resultaba enojoso, antes al contrario, como toda buena interpretación resaltaba el valor de la música y permitía escucharla como si fuera nueva, lo que es muy de agradecer. Muestras de lo que digo son los sorprendentes pizzicati en el aria del tenor Every valley, o la no menos sorprendente intervención sul ponticello de las cuerdas al comienzo del recitativo acompagnato del bajo For behold… (y que por otra parte expresaba muy bien la idea de la oscuridad cubriendo la tierra), entre otras muchas. Hubo momentos sublimes, emocionantes: en general, toda la segunda parte, la dedicada a la Pasión de Cristo, con números perfectos en su planteamiento dramático, como el electrizante Surely!
El coro de la OCG demostró conocer muy bien ya la pieza, y supo amoldarse con la mayor versatilidad a las ideas, tan claras, del director, y sonó matizado y magnífico, muy preciso en las habilidades (especialmente bien las sopranos). También es muy de agradecer el esfuerzo del director por dirigir de verdad a los coros participativos —se volvía con frecuencia a la sala y se comunicaba con ellos con su gestualidad precisa, ejecutiva, cortante pero cordial—, lo que hizo que estos, en general, y salvo algún despiste concreto, participaran razonablemente de la dinámica de la interpretación, paradójicamente mejor en algunos números difíciles que en los consabidos (sí, el Hallelujah!), donde tendían a relajarse. La orquesta demostró igualmente su aplomo y ductilidad para interpretar la obra; magnífico el solo de trompeta de David Pérez en The trumpet shall sound, que llegó a eclipsar al solista, y bellísimo el del violín en el aria If God be for us, a cargo de Peter Biely, que ya comienza a ser una tradición en sí misma dentro del Mesías de la OCG.
Las voces estuvieron muy bien, en general. La soprano Jone Martínez estuvo espléndida, por timbre, dicción y musicalidad, con adornos de lo más hermoso y oportuno (maravilloso Rejoice, greatley). El tenor Francisco Fernández-Rueda tenía un vibrato excesivo y estaba algo tenso en los agudos, con lo que el resultado general no siempre era el más apropiado, lo que se evidenció en la falta de acople con el alto en el dúo O Death, where is thy sting?, pero bien en algunos solos tranquilos y líricos, en especial en su concatenación de números de la segunda parte, donde sacó su mejor voz y sentido musical (He was cut off…). Carlos Mena como alto sonó muy bien, matizado y seguro (qué estupendo He was despised, sin incurrir excesos fáciles, en pleno uso consciente de sus facultades). El bajo, Elías Arranz, solvente y de bello y profundo timbre, estuvo seguro y dramático.
En definitiva, un Mesías con voluntad de sonar como nuevo y de recordarnos la belleza inmarcesible de esta música, que vuelve cada año a Granada en su versión participativa como la propia Navidad.
José Manuel Ruiz Martínez
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