MADRID / El Cuarteto Diotima da inicio al “Proyecto Conrado” de la Fundación Juan March

Madrid. Fundación Juan March. 27-IV-2022. Del Campo: Cuartetos nº 3 y 5. Intermezzo-Scherzo sobre el apellido Mi-la-nés. Cuarteto Diotima.
No es la primera vez que la Fundación Juan March aborda el quehacer compositivo del compositor madrileño Conrado del Campo (1878-1953). Viene haciéndolo desde 2015 con la interpretación de varios de sus tríos y la recuperación de la ópera de cámara Fantochines, aunque previamente, en 1986, ya publicó su catálogo de obras, realizado por Miguel Alonso y presentado en un concierto extraordinario con una selección de piezas del autor. Lejos de quedar así, la obra de Conrado del Campo sigue teniendo fuerte presencia en la programación musical de la March. En 2020 se programó el Quinteto con piano en Mi mayor y la recuperación de la partitura inédita de la ópera de cámara El pájaro de dos colores.
Con la nueva iniciativa del “Proyecto Conrado”, que comenzó la temporada pasada, la Fundación Juan March se apunta un nuevo tanto. Plantea la presentación integral de la obra cuartetística de Del Campo a lo largo de varias temporadas, con una cadencia anual entre 2021 y 2028 y la publicación en catorce volúmenes de la colección de cuartetos considerada más importante de la música española en el siglo XX, un proyecto editorial en coedición con la Sociedad Española de Musicología y la Fundación SGAE.
Como se ha dicho, el proyecto se inició el 17 de febrero de 2021, con la interpretación de los Cuartetos nº 1, “Oriental”, y nº 4, “El Cristo de la Vega”, a cargo del Cuarteto Bretón. Coincidiendo con el lanzamiento de los dos primeros volúmenes de la edición, el Cuarteto Diotima ha interpretado ahora el Intermezzo-Scherzo sobre el apellido Mi-la-nés (1941) y los Cuartetos nº 3 en Do menor (1907) y el Cuarteto nº 5 en Fa mayor, “Caprichos románticos” (1908), un programa en el que las dos primeras obras no se habían tocado hasta ahora en tiempos modernos.
Del Campo se formó, entre 1889 y 1899, en el Conservatorio de Madrid, del que puede decirse ya no saldría nunca, puesto que allí desarrollaría una larga y fructífera labor docente. Su actividad autodidacta, musical y extramusical le dio una amplia visión de la música de aquel entonces y una sólida cultura artística y general. Fue un auténtico trabajador musical, que simultaneó con la actividad de instrumentista —fue promotor del Cuarteto Francés, en el que tocaría la viola—, director, docente y compositor, encontrando tiempo para poner su talento al servicio de la música de cámara, tan descuidada hasta entonces en España. Su producción, que abarca las cinco primeras décadas del siglo XX, es de las más copiosas. Toca todos los géneros en los que se revela el gran nivel de oficio de la realización, una versatilidad sin límites y una compleja escritura. Su gran interés, y su mérito, estuvo en adaptar a la música española las grandes formas germánicas. Con todo, la parte más importante de la producción de Del Campo se inclina a su música de cámara. Doce cuartetos numerados, dos sin numerar, otros dos con recitador y otro con canto constituyen el más importante corpus cuartetístico no sólo del pasado siglo, sino de toda la historia musical española. La mayoría no son conocidos ni ejecutados en nuestra época.
Ha dado vida al programa, como ya hemos apuntado, el cuarteto Diotima, una de las formaciones más demandadas en la escena internacional actual y conocido por sus excelentes interpretaciones sobre obras maestras de los siglos XIX y XX. Prodigiosa fue la interpretación de las tres páginas camerísticas de cuerda de del Campo. El Cuarteto nº 3 en Do menor (incompleto), en las ediciones de Tomás Garrido y Aldo Mata, es de la primera etapa del compositor y consta de dos movimientos de influencia beethoveniana en tonalidad y estructura, de escritura densa y abigarrada, armonías cromáticas, imitaciones canónicas de pequeños motivos y melodía continua en sus dos movimientos de grandes dimensiones.
Entre las pequeñas obras de cámara del compositor se encuentra el Intermezzo-Scherzo, sobre el apellido Mi-la-nés, pequeña pieza de contenido divertimento en forma ternaria sobre un breve motivo de tres notas, Mi-La-Mi bemol, dedicada a su amigo John H. Milanés.
Concluyó el concierto con el Cuarteto nº 5 en Fa menor, “Caprichos románticos”, en la edición inédita de Garazi Echeandía (en seis movimientos). Se trata de un cuarteto de fuste a modo de suite de impresiones reflexivas basadas en las rimas de Gustavo Adolfo Bécquer. Obra plenamente romántica, pero, como indica Marco “de un romanticismo limpio que aúna una tradición schumanniana con las conquistas del postromanticismo”. Pieza admirable, plena, original, personal y emotiva. Hay una combinación de timbres y matices realmente exquisita.
Manuel García Franco
(Foto: Dolores Iglesias – Fundación Juan March)
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