MADRID / El Coro RTVE continúa ascendiendo
Madrid. Catedral de la Almudena. 11-XI-2022. Jorge Otero y Ángel Cabrera, piano a cuatro manos. Coro RTVE. Director: Christoph König. Obras de Rheinberger, Schnittke, Bruckner, Schubert y Brahms.
La música coral en España no goza del predicamento ni de la tradición que tiene en los países del norte de Europa, donde el coro y la música vocal van por delante de la orquesta y la música instrumental. Eso tuvo ocasión de comprobarlo uno estando en Letonia hace algunos años y ver que los coros —excelentes, por cierto— proliferan como las setas en el otoño. En resumidas cuentas, que, si uno se da tranquilamente una vuelta por Riga, acabará encontrando unos cuantos lugares en los que escuchar música coral de primerísima calidad. Que eso ocurra en España es muy improbable. Así que cuando uno tiene la oportunidad de escuchar un buen coro, no la desperdicia porque, aunque las jugosas setas proliferen en el campo, los coros en España, no.
Ayer la ocasión la pintaron calva. El Coro RTVE ofrecía un recital con entrada libre hasta completar aforo en la Catedral de la Almudena. Uno lleva siguiendo este coro de forma regular desde hace más o menos un año y ha ido viendo y escuchando la evolución in crescendo desde que Marco Antonio García de Paz se hiciera cargo de él en septiembre de 2021. Sin embargo, no fue el director titular del coro quien dirigió ayer, sino Christoph König, quien la próxima temporada sucederá a Pablo González en la dirección titular de la Orquesta y Coro RTVE. Así pues, era una excelente oportunidad de volver a ver a König dirigir el coro. Uno ya tuvo oportunidad de hacerlo hace un par de años en la catedral de Ávila, en el concierto de clausura del que, lamentablemente, fue el último Festival Abvlensis. En aquella ocasión, interpretó un Officium defunctorum de Tomás Luis de Victoria, al que se le podría haber sacado muchísimo más jugo.
La Catedral de la Almudena no es la de Ávila y, dado que se terminó de construir a finales del siglo XX, no tiene la solera de la mayoría de las catedrales góticas y románicas repartidas por toda España. La consagración como catedral se celebró en 1993, es decir, que es muy reciente. Sin embargo, bien merece una visita, porque el resultado, independientemente de que uno sea creyente o no, es espectacular. Por otra parte, la acústica no es la más apropiada. Hay mucha reverberación —unos seis segundos hasta que el sonido se apaga— y eso hace que dirigir un coro y obtener un buen resultado sea complicado. Christoph König demostró conocer a la perfección el oficio de maestro de coro. En otras palabras, lo hizo muy bien. El programa constaba de dos partes, aunque se interpretó sin pausa. En la primera, de carácter más religioso, se pudo escuchar una selección de la Misa en Mi bemol mayor op. 109 —Kyrie, Gloria y Credo— del organista y compositor nacido en Liechtenstein Josef Rheinberger (1839-1901), los Tres himnos sacros del ruso-alemán Alfred Schnittke (1934-1998) y tres piezas —Ave Maria, Christus factus est y Locus iste— del austriaco Anton Bruckner (1824-296). En la segunda parte, más profana, el coro estuvo acompañado del pianista Jorge Otero durante las canciones del vienés Franz Schubert (1797-1828) —An die Sonne, Psalm 23 y Die Nacht—. A ellos se unió también el pianista Ángel Cabrera —piano a cuatro manos con Otero— en los Liebesliederwalzer op. 52 del hamburgués Johannes Brahms (1833-1897).
El coro hizo una excelente interpretación del Kyrie, Gloria y Credo de Rheinberger. El gesto de König fue preciso a la vez que flexible. Sin embargo, en opinión de quien suscribe, la emoción y el apasionamiento no llegaron hasta los Tres himnos sacros de Schnittke. En el segundo de ellos, el coro logró un emocionante forte, apasionado y conmovedor. El final del tercer himno quizás quedara un tanto desafinado, pero el conjunto de los tres guardó coherencia y la interpretación fue magnífica. A uno le emocionó también el canto de en mater dei del Ave Maria de Bruckner.
La unión del piano con el coro en la segunda parte añadió un color menos solemne y más alegre. Tampoco todos los días tiene uno la oportunidad de escuchar un coro acompañado de un piano en una catedral. La interpretación de las tres obras de Schubert, mucho más rítmicas que las de la primera parte, fue buena, aunque aquí sí que König tuvo que empezar a vérselas con el control del sonido debido a la reverberación. Y lo mismo ocurrió con las canciones de amor de Brahms, con piano a cuatro manos al son de vals, aún más rítmicas que las de Schubert.
En definitiva, un programa bien ideado en el que el coro se mostró en distintas agrupaciones: principalmente a cappella y mixto, una obra con la sección femenina, otra obra con la sección masculina; una segunda parte con coro mixto acompañado al piano por Otero, a quien posteriormente se unió Cabrera a cuatro manos. Más de una hora y cuarto de muy buena música, con un coro que parece ir in crescendo y un König que demostró muy buen oficio como director y dominio del repertorio vocal.
Michael Thallium