MADRID / Dennos Lecencia Señores: Navidad en las Españas
Madrid. Iglesia de las Mercedarias Góngoras. 14-XII-2019. Camerata Imperial de las Españas. Rosanna Franzese, soprano y puesta en escena. Claudia García Briceño, mezzosoprano. Juan Blázquez, tenor. Edwing Tenías, barítono. Tomás García Cádiz, flautas de pico. Sara Águeda, arpa. Francisco de Asís Manzanero Osuna, percusión y dirección.
Entre las muchas divagaciones a las que se ve sometida la mente en estas fechas tan señaladas en las que a todos algo nos llena de orgullo y satisfacción, no cabe ninguna duda de que ocupa un lugar muy peligroso, a medio camino entre el consumismo exacerbado y el cultivo de la gula, el villancico machacón. El villancico taladra con precisión de odontólogo todos y cada uno de los oídos con los que topa, sin distinguir de clase, raza, sexo o procedencia, y con la también tradicional alevosía y premeditación que roza en el sadismo más cruel. Por estas y otras muy graves cuestiones, merece la pena limpiar el buen nombre del que el villancico gozó en un momento algo lejano ya, para que nos vamos a engañar, pero que constituyó probablemente la seña de identidad más relevante del patrimonio musical hispano.
Herederos de esta visión tanto a un lado como del otro del Atlántico, los miembros de la Camerata Imperial de las Españas supieron dar una justa y atinada refriega a cada una de las diecisiete composiciones que hilaban el programa que presentaron en la céntrica iglesia de las Madres Mercedarias de Chueca, dentro del ciclo organizado por la asociación El canto de Polifemo, en un entorno incomparable para una ocasión como esta.
De primeras, tenemos que mencionar el cuidado puesto hasta en los mínimos detalles. No sólo nos sorprendió el programa, acompañado de un suplemento muy dignamente preparado en el que se recrea el arcaico pliego, tan habitual en la celebración litúrgica del entorno colonial hispanoamericano, sino el planteamiento del mismo. Manzanero de Osuna, director de la Camerata y deducimos que cerebro pensante de la operación, supo hilar cada una de las composiciones dentro de un bellísimo marco que entronca directamente con la tradición de la calenda o anuncio navideño. Creemos que no es mucho pedir de vez en cuando encontrar un concierto en el que los villancicos no se escupen uno detrás de otro como el que se quita un lastre de encima.
Por otro lado, y ya en el apartado puramente musical, encontramos una lectura muy interesante de un repertorio insultantemente desconocido. Sorprendieron las piezas de la sevillana Biblioteca Colombina, delicadas y bellas a rabiar, y encandilaron al público gracias a su riqueza y estupendo aire los villancicos de chança y de negros, Afuera aparta zagal y A Siolos Molenos respectivamente. Las voces de las que disponen son buenas sin ninguna duda, aunque quizá algo faltas de seguridad con el repertorio que tratan, cosa entendible pero innecesaria, puesto que el rendimiento que tuvieron fue verdaderamente loable. La arpista Sara Águeda supo hacer verdadera magia durante su incansable permanencia a lo largo de todo el repertorio, brillando con luz propia en los famosos Canarios de Martín y Coll, un ejemplo de música instrumental que podría haber aparecido con mayor recurrencia, también en el caso del flautista Tomás García.
Queda todavía mucho camino por recorrer en el proceso de depuración y limpieza de lo que el villancico hispano verdaderamente significa. Contribuciones como esta sientan precedentes que debería estar más en manos del público general y menos en el regusto musical de las minorías. Son muchos los pasos hacia delante por dar, y demasiados los que seguimos dando hacia atrás.
Javier Serrano Godoy