MADRID / Accademia del Piacere: furia barroca, flamenco y jazz
Madrid. Auditorio Nacional de Música. 17-V-2024. Ciclo Fronteras. Accademia del Piacere. Rami Alqhai, viola da gamba; Johanna Rose, viola da gamba; José Manuel Posada, bajo eléctrico; Javier Núñez, clave y órgano; Agustín Diassera, percusión; Dani de Morón, guitarra flamenca; Fahmi Alqhai, viola da gamba y dirección. Metamorfosis.
El pasado viernes se clausuró el Ciclo Fronteras del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) en la sala de cámara del Auditorio Nacional de Música, un ciclo que se caracteriza, desde hace varios años, por dar cobijo y fomentar proyectos que se salen del canon habitual en las salas de conciertos. Y la clausura tuvo mucho éxito a juzgar por la ovación que se llevaron los artistas de la Accademia del Piacere con el guitarrista flamenco Dani de Morón y Fahmi Alqhai a la cabeza. Interpretaron Metamorfosis, un proyecto libre de ataduras y que probablemente los puristas miren con recelo e incluso desprecio; una mezcla de música barroca y flamenco con jazz. Lo que anoche escuchamos fue muy buena música, muy bien interpretada, con delicadeza, gusto y virtuosismo; una fusión de distintas tradiciones musicales con instrumentos barrocos (clave, órgano positivo, viola da gamba) y contemporáneos (guitarra, bajo eléctrico y percusión) amplificados.
Si bien los protagonistas sobre el papel eran Dani de Morón y Fahmi Alqhai, el peso y el meollo de la interpretación recayó en el bajista José Manuel Posada y el percusionista Agustín Diassera. Sin ellos, Metamorfosis se hubiera quedado en nada o, cuando menos, en algo mucho menos sustancioso. Uno lo dice sin menoscabo de la estupenda interpretación que hicieron los demás artistas concernidos en este proyecto. José Manuel Posada tuvo momentos de protagonismo que, aún salvando mucho las distancias, recordaban a ciertas armonías, sonoridades o aires del guitarrista de jazz británico Allan Holdsworth. Posada también supo estar en un segundo plano, acompañando con muchísima maestría al resto del conjunto. El percusionista Agustín Diassera demostró lo que se puede lograr con apenas unas escobillas, unos palillos, un cajón flamenco, tres platillos y un par de instrumentos de percusión. Creó la pegadiza base rítmica sobre la que se construyó esa interesantísima música que fusionaba jácaras y bulerías, el barroco de Bach con las diferencias de ‘Conde Claros’ o los Passa galli de Giovanni Battista Vitali con las soleares flamencas.
Estructurado en siete partes sin descanso, el espectáculo Metamorfosis iba acompañado de un juego de luces que fueron cambiando de colores —violeta, amarilla, verde, rojo, naranja…— según iban transcurriendo las canciones. Comenzó el recital con un rítmico Anónimo de xácaras y bulerías con la introducción de la percusión y del bajo eléctrico —anticipo de la maestría de Agustín Diassera y José Manuel Posada durante todo el recital— al cual siguió Creer para ver, un tema de carácter más lento e íntimo compuesto en 2020 por Dani de Morón y Fami Alqhai. Siguió el tema Luzia compuesto en 1998 por Paco de Lucía, en el que Dani de Morón lució su arte flamenco a la guitarra. Este tema arrancó la primera ovación del recital, haciendo que los músicos se levantaran a saludar. Prosiguieron con el Preludio en mi menor BWV855/1 de Johann Sebastian Bach. Sobra decir que no fue una interpretación al uso. El preludio de Bach era reconocible si uno tiene cierta cultura musical, pero estuvo tan bien «disfrazado» que el tema en sí resultó una composición nueva para los oídos. La música de Bach se diluyó sin solución de continuidad con un Anónimo sobre las Diferencias de ‘Conde Claros’. Después llegó la música inspirada en Giovani Battista Vitali: Passa galli y soleares, muy aplaudida por el público también. El recital terminó con Conke, un tema compuesto por Dani de Morón en 2020 y que arrancó el enfervorecido aplauso del público, lo cual hizo que los artistas regalasen una propina, al final de la que buena parte del público se puso en pie para ovacionar a los artistas.
Metamorfosis fue una experiencia sonora en la que no faltaron esos furiosos y típicos trémolos barrocos interpretados al unísono por las violas da gamba de Johanna Rose, Rami y Fahmi Alqhai, alternativamente acompañados al clave o al órgano positivo por un discreto —aunque también virtuoso— Javier Núñez.
Michael Thallium
(foto: Elvira Megías)