Lisette Oropesa
Lisette Oropesa es, sin duda alguna, una de las nuevas estrellas de la lírica actual. Esta joven soprano norteamericana de ascendencia cubana formó parte del prestigioso programa para jóvenes artistas del Metropolitan de Nueva York. Allí ha cantado más de un centenar de funciones, entre ellas La rondine de Puccini junto a Angela Gheorghiu y Roberto Alagna, Susanna en una nueva producción de Le nozze di Figaro de Mozart o Gretel en Hänsel und Gretelde Humperdinck, al tiempo que iba asumiendo los principales papeles de su repertorio: Norina en Don Pasquale, Marie en La Fille du régiment, Konstanze en Entführung aus dem Serail, Nannetta en Falstaff… Oropesa se encuentra ahora plenamente volcada en su proyección internacional, que la está llevando a cantar en los mejores teatros del mundo entero y con los principales directores musicales y escénicos. Tras su paso por Madrid hace unos años como Gilda en el Rigolettoverdiano, vuelve ahora al Teatro Real para afrontar en julio el papel titular de Lucia di Lammermoor de Gaetano Donizetti, una de sus creaciones más aclamadas.
El papel de Lucia estaba habitualmente asociado a voces ligeras, de gran virtuosismo y fácil coloratura, pero en los últimos tiempos —y en especial tras la interpretación de Maria Callas— se le ha dado un nuevo enfoque dramático. ¿Cómo lo ve? ¿Cuáles son las principales dificultades del personaje, tanto vocales como expresivas?
Lucia es uno de los papeles más exigentes del repertorio operístico, pero al mismo tiempo uno de los más gratificantes. Se trata de un personaje sometido injustamente a las convenciones de la sociedad en la que vive, incapaz de poder encontrar una salida a su circunstancia, lo cual desemboca en una situación de extrema violencia y, finalmente, en la locura. Es desolador. Musicalmente hablando, las exigencias van mucho más allá de la famosa escena de la locura; en prácticamente cada escena en la que Lucia está presente, el personaje tiene que lidiar con un duetto con alguno de los personajes masculinos que tienen una poderosa importancia en su vida, y desde el punto de vista emocional es muy difícil de cantar a causa precisamente de ello. En cierto sentido es parecido al de Violetta en La traviata. Hay que tener coloratura, una línea muy buena, agudos, trinos, y también un sentido de lo dramático, con colores distintos en la voz. Nadie puede ser perfecto, pero tratamos de llegar a dar lo mejor posible. Lo importante en cada papel para mí es cantarlo con ‘mi’ voz. No tratar de fabricar una voz más pesada o un color muy oscuro, porque eso te hace empujarla. Siempre cantar con una técnica fija y natural. En todo caso, me siento feliz de poder cantar Lucia en Madrid, junto a unos colegas que son realmente increíbles.
Recientemente lo interpretó en el Covent Garden de Londres, en una producción de Katie Mitchell que ha sido muy comentada. ¿Cómo resultó la experiencia?
Para mí fue maravilloso, aprendí mucho, porque estaba en el escenario todo el tiempo, no tenía la posibilidad de ir al vestuario a ponerme nerviosa. Siempre había algo que hacer que me costaba, y tuve que aprender a ahorrar energías y a buscar mis límites. Pero al final me sentí muy satisfecha, porque sé que di todo lo que podía dar. En los últimos años, las voces latinas se están imponiendo en los escenarios. En esta Lucia está Javier Camarena, por ejemplo. Supongo que tienen que apoyarse frente a la ‘invasión’ del este de Europa.Actualmente hay cantantes muy buenos en todo el mundo, y yo me siento orgullosa de poder representar a mi familia y a mi origen. Creo que la música es universal y me alegro de que tengamos cantantes de diversos países, pues eso quiere decir que hay oportunidades en todo el mundo para los jóvenes.
El papel de Lucia estaba habitualmente asociado a voces ligeras, de gran virtuosismo y fácil coloratura, pero en los últimos tiempos —y en especial tras la interpretación de Maria Callas— se le ha dado un nuevo enfoque dramático. ¿Cómo lo ve? ¿Cuáles son las principales dificultades del personaje, tanto vocales como expresivas?
Lucia es uno de los papeles más exigentes del repertorio operístico, pero al mismo tiempo uno de los más gratificantes. Se trata de un personaje sometido injustamente a las convenciones de la sociedad en la que vive, incapaz de poder encontrar una salida a su circunstancia, lo cual desemboca en una situación de extrema violencia y, finalmente, en la locura. Es desolador. Musicalmente hablando, las exigencias van mucho más allá de la famosa escena de la locura; en prácticamente cada escena en la que Lucia está presente, el personaje tiene que lidiar con un duetto con alguno de los personajes masculinos que tienen una poderosa importancia en su vida, y desde el punto de vista emocional es muy difícil de cantar a causa precisamente de ello. En cierto sentido es parecido al de Violetta en La traviata. Hay que tener coloratura, una línea muy buena, agudos, trinos, y también un sentido de lo dramático, con colores distintos en la voz. Nadie puede ser perfecto, pero tratamos de llegar a dar lo mejor posible. Lo importante en cada papel para mí es cantarlo con ‘mi’ voz. No tratar de fabricar una voz más pesada o un color muy oscuro, porque eso te hace empujarla. Siempre cantar con una técnica fija y natural. En todo caso, me siento feliz de poder cantar Lucia en Madrid, junto a unos colegas que son realmente increíbles.
Recientemente lo interpretó en el Covent Garden de Londres, en una producción de Katie Mitchell que ha sido muy comentada. ¿Cómo resultó la experiencia?
Para mí fue maravilloso, aprendí mucho, porque estaba en el escenario todo el tiempo, no tenía la posibilidad de ir al vestuario a ponerme nerviosa. Siempre había algo que hacer que me costaba, y tuve que aprender a ahorrar energías y a buscar mis límites. Pero al final me sentí muy satisfecha, porque sé que di todo lo que podía dar.
En los últimos años, las voces latinas se están imponiendo en los escenarios. En esta Lucia está Javier Camarena, por ejemplo. Supongo que tienen que apoyarse frente a la ‘invasión’ del este de Europa.
Actualmente hay cantantes muy buenos en todo el mundo, y yo me siento orgullosa de poder representar a mi familia y a mi origen. Creo que la música es universal y me alegro de que tengamos cantantes de diversos países, pues eso quiere decir que hay oportunidades en todo el mundo para los jóvenes. (…)
Rafael Banús Irusta
(Comienzo de la entrevista publicada en el nº 342 de la revista SCHERZO, de Julio de 2018)