LISBOA / Jonathan Tetelman celebra el Año Nuevo en la Fundación Gulbenkian
Lisboa. Grande Auditorio de la Fundacion Gulbenkian. 5-I-2024. Concierto de Año Nuevo con Jonathan Tetelman y la Orquesta de la fundacion Gulbenkian. Director : Frédéric Chaslin. Obras de Johann Strauss II, Pietro Mascagni, Umberto Giordano, Amilcare Ponchielli, Giuseppe Verdi, Pablo Sorozabal, Gaetano Donizetti, Georges Bizet et Giacomo Puccini.
Para el concierto del Año Nuevo, el auditorio de la Fundación Gulbenkian en Lisboa invitó al tenor que cosecha triunfos aplastantes allí por donde pasa, y con el que ahora todos los principales coliseos internacionales quieren lógicamente hacerse (hará su debut en el Metropolitan de Nueva York el próximo marzo): el tenor chileno-americano Jonathan Tetelman, cuyo reciente disco The Great Puccini ha tenido un éxito rotundo.
Para celebrar el Año Nuevo, la orquesta de la Fundación Gulbenkia nos deleitó primero con los valses de Johann Strauss hijo (Vals Emperador en apertura, luego Tritsch-Tratsch Polka, la obertura del Barón gitano, sin omitir la no menos famosa Pizzicato polka, compuesta con su hermano Josef, y, como postre, el irresistible Bello Danubio azul…). A estas piezas sinfónicas, la orquesta de Lisboa agregó varios extractos líricos según una fórmula ecléctica que ahora acostumbran proponer cada comienzo de año los grandes teatros líricos europeos. En Lisboa pudieron contar con la voz de Tetelman, ¡y qué voz! El cantante estrella del sello Deutsche Grammophon está a punto de convertirse en el “nuevo” Kaufmann, de quien posee la belleza física al mismo tiempo que su seguridad masculina, un poderío vocal parejo y el mismo soberano registro agudo.
Fue un placer multiplicado por diez gracias a la presencia de la Orquesta de la Fundación Gulbenkian, detallista y comprometida tanto en los valses vieneses como en las piezas operísticas. El carismático tenor cantó Verdi equilibrando aplomo y fiato, potencia y sinceridad (“Questa o quella” en Rigoletto y “O figli, oh figli miei” en Macbeth), pero confirmó un temperamento magistralmente controlado sobre todo en Puccini, tema de su último álbum, donde desplegó intensidad expresiva y también elegancia en el fraseo, muy lejos de los manierismos y gestos generalmente asociados con el verismo. El álbum confirmó a un intérprete ardiente y profundo, dotado de inteligencia y precisión psicológica, que la audiencia lisboeta llegada en masa (el concierto agotó las entradas en ambas noches) pudo apreciar en vivo.
En la capital portuguesa eligió encarnar (entre otros) a dos personajes incluidos en el programa de su disco del otoño pasado: Des Grieux (Manon Lescaut) y sobre todo Mario Caravadossi (Tosca) con un “E Lucevan the Stelle” que despertó el entusiasmo del público: calidad del timbre y calidad del estilo, energía y sensibilidad… ¡sin duda Tetelman tiene todo para tener una gran carrera! Esto augura lo mejor para sus próximos compromisos en el Metropolitan de Nueva York como Ruggero en La rondine (junto a Angel Blue), antes de cantar Pinkerton allí en Madama Butterfly (finales de abril y mayo).
Como propina ofreció un “Nessun Dorma” (Turandot) de ardorosos acentos, pero se ganó especialmente el corazón de los lisboetas con la famosa canción de Nino Rota “Parla più piano” (acompañada por la mandolina e inmortalizada en la película El padrino), y aún más con la abrumadora “No Puede Ser” (de Sorozabal) que interpretó como si le fuera la vida en ello.
Un cómplice igual de ferviente, el director de orquesta francés Frédéric Chaslin estuvo a la altura del evento, sabiendo cómo explotar todos los recursos expresivos (e incluso oníricos) de los formidables instrumentistas de la orquesta de la Fundación Gulbenkian, en nuestra opinión la mejor orquesta portuguesa y, por lo tanto, un escenario digno para la voz dorada del tenor más emocionante del momento.
Emmanuel Andrieu
(foto: Jorge Carmona / Antena 2)